Numeremos para simplificar y poner las cosas en su sitio.
- El Rector de la Universidad de Las Palmas (ULPGC) pretende prohibir fumar en todo su recinto, es decir, no sólo en sus zonas cerradas, lo que está bien, sino también en los terrenos que están al aire libre, lo que es un abuso de poder inadmisible.
- Las Universidades están para enseñar, no para adoctrinar a nadie respecto a su forma de vida.
- Los fumadores son, somos, adictos al tabaco, y satisfacemos esta adicción encendiendo un cigarrillo, es decir, fumando. No molestamos a nadie si lo hacemos en espacios abiertos.
- Debido a su capacidad adictiva, el fumador habitual tiende a mantener los niveles sanguíneos de nicotina relativamente constantes; cuando estos niveles disminuyen el fumador siente la necesidad de fumar. El retraso en hacerlo genera una obsesión que deriva en irritabilidad, intranquilidad, dificultad de concentración y aumento del apetito.
- Es pura y simplemente totalitaria la pretensión de un mundo sin tabaco, porque corresponde a cada persona restringir los hábitos que vea inconvenientes o, soberanamente, asumir los riesgos que le parezcan oportunos. En lo que come, bebe, fuma o hace, siempre que su decisión no perjudique a los demás.
- Lo correcto es “informar” de los perjuicios del tabaco. Pero a partir de ahí, que cada persona, ahora y en el futuro, tome el camino que quiera sin interferencias de ningún gurú o chamán en su libertad. Por cierto, el tabaco también tiene sus ventajas, de las que no se informa y en las que o me extenderé. Baste decir que la nicotina, como estimulante que es, produce un aumento de la atención, mejora la memoria, disminuye la irritabilidad y regula el apetito.
- El tabaquismo ocasiona, sin duda, gastos sanitarios importantes, pero muy pocos fumadores requieren atención médica relevante antes de los 50 años de edad. Los gastos derivados de la atención a los casos graves son compensados y superados por dos vías:
- Los impuestos que, en cada cajetilla, paga y ha pagado cada fumador durante toda su vida. Ciñéndonos al año 2022, el ingreso del Estado por este concepto se elevó a 6.682.000.000 € (seis mil seiscientos ochenta y dos millones de euros).
- Según dicen, fumar acorta la vida unos diez años, lo que implica que una persona que habría podido vivir, sin fumar, hasta los 75, 80 años u 85 años, muere en realidad, por ser fumador, a los 65, 70 o 75, generando así un ahorro multimillonario en pensiones. Ese ahorro supera con mucho los gastos de la atención médica y farmacéutica que la adicción de cada fumador ha generado a lo largo de su vida. Desarrollo esto a continuación.
- En efecto. Datos de julio de 2023. La pensión de jubilación media en España es de 1.425 € al mes, es decir, casi 20.000 € al año (12 mensualidades más dos pagas extra). Si multiplicamos esta cifra por los diez años que, según dicen, se acorta la vida de los fumadores, nuestra aportación a la “caja común”, por morirnos antes, es de nada menos que 200.000 € (doscientos mil euros).
- El coste anual de la atención médico-farmacéutica de una persona con EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, típica en quienes hemos fumado durante 30 o más años) no llega, de promedio, a los 600 €, y eso tirando por lo alto, como paso a explicar.
- La medicación habitual para la EPOC es el VENTOLÍN (salbutamol) que cuesta 2.50 € (dos euros y cincuenta céntimos). En los casos más graves, minoritarios, la medicación “de última generación” habitual es el ULTIBRO, cuyo envase, treinta cápsulas para el mes, cuesta 70.25 €. A eso hay que añadir alguna radiografía o escáner anual.
- Si cada año que se acorta nuestra vida “aportamos” 20.000 € al Estado (que son señores lectores, todos ustedes) y nuestro gasto medio anual a parir de los 50 años y mientras vivimos no llega a 600 €, parece claro que no sólo no tensionamos al Erario Público sino que lo desahogamos muchísimo.
- Por supuesto, aparte de hospitalizaciones esporádicas de un reducido número de fumadores, hay que destacar que el tratamiento médico-quirúrgico de una ínfima minoría de fumadores es costoso. Por ejemplo, los trasplantes de pulmón. Pero el porcentaje de trasplantados de pulmón en España es ínfimo respecto al número de fumadores concretamente (el 0.02%). Estos trasplantes ningún año han llegado a 500 (3.648 en los últimos doce años, un promedio de 304 por año) mientras que los/as fumadores/as somos más de once millones de personas que, como antes indiqué, aportamos impuestos (unos 600 € anuales, 24.000 de promedio a lo largo de nuestras vidas) y un ahorro multimillonario en pensiones. El promedio de edad de los fallecidos por tumor maligno de tráquea, bronquios y pulmón es de 68 años los hombres y 66´6 las mujeres.
- Hay también, claro, que añadir otras patologías influidas por el tabaquismo, como sobre todo las circulatorias, que también generan gasto médico y hospitalario, pero, aún así, el balance “coste del fumador-ahorro del Estado” nos sigue siendo muy favorable. Dicho mal y pronto: damos mucho más de lo que recibimos. No hace falta que nos lo agracezcan con una medalla, ni que se erija en cada esquina una “Estatua al Fumador”. Nos basta que con que hagan las cuentas bien y nos dejen tranquilos.
- Terminemos con lo del principio. Es legalmente discutible que la Ley de Autonomía Universitaria permita al Sr. Lluis Serra-Majem y a sus secuaces prohibir fumar en los terrenos exteriores de la ULPGC. Algún abogado fumador de esta Universidad debería explorar vías para impedir ese atropello.
- Pero, aunque resultara ser jurídicamente correcta, esa prohibición cesárea, sin consultar además a los interesados ni negociación de ningún tipo para habilitar zonas de fumadores, es un una bofetada no sólo a los estudiantes fumadores sino a los fumadores del PAS (Personal de Administración y Servicios) y del Profesorado. La Universidad es de todos. La democracia es el gobierno de la mayoría, pero respetando a las minorías. La mayoría está sobradamente respetada porque no se fuma en zonas cerradas.
- Es indigno e indignante, y no debe tolerarse, que a unos profesores y trabajadores que se esfuerzan en hacer bien su trabajo, se les expulse “A LA CALLE, COMO AGUA SUCIA” como única alternativa para poder vivir con la serenidad que periódicamente les la nicotina. De entrada, yo que ellos (profesores y PAS) me negaría a cumplir esa cacicada, y animaría a todos los fumadores y fumadoras a incumplirla.
- Menos prohibiciones y menos ”cuidarnos”, que ya está bien de Papá-Estado y Papá-Ayuntamiento para ahora añadir un Papá-Rector que ya mostró su talante despótico cuando, al ser enchufado cuando el COVID siendo ignorante en pandemias, pretendió impedir incluso que se difundieran octavillas razonadas en contra de las mascarillas al aire libre. No sólo nos tapaban la boca las teles y los periódicos de papel sino que quería, este señor, incluso atropellar la libertad de expresión por la modesta vía de las octavillas.
- Hay, señores estudiantes, trabajadores y profesores de la ULPGC. que rebelarse desde mañana mismo, desde hoy mismo, antes de quienes disfrutan metiéndose en la vida ajena sigan con la idea. Y antes de que hagan el reglamento… porque ahora mismo, mientras no haya una estipulación de sanciones, no se puede sancionar a NADIE.
- Permítanme la adaptación de un chiste para acabar con una sonrisa…, sonrisa relajada… ahora que acabo de fumarme un cigarrito.
EMILIO DE FEZ: -Pues mi tía Pinito vivió 106 años…
EMILIO DE FEZ: -¡¡¡ Sin meterse en la vida de los demás!!!