25 de marzo de 2023, 9:10
Permítanme numerar lo que sigue para mayor claridad.
- Este artículo es un aviso perentorio, un grito de socorro, una llamada de atención sobre un problema que urge resolver, porque, aunque el mal está hecho, más vale tarde que nunca.
- Se trata de la desastrosísima situación que atraviesa la educación en nuestro país. Y urge resolverlo, en primer lugar, porque analfabetizar un país ha sido cosa relativamente fácil, pero volverlo a alfabetizar ya no lo es tanto, y en segundo, porque la cantidad de recursos que se derrochan en mantener la ignorancia de nuestros estudiantes se podrían dedicar a otras cosas más útiles.
- Esto no es una broma ni una exageración: nunca ha sido el curso más largo, ni han gastado tanto los alumnos en material escolar, ni la administración en mantener a expertos, equipos, gabinetes y psicólogos que asesoren a estudiantes y profesores, y nunca han sido los conocimientos de los primeros tan ridículos ni el desánimo de los segundos tan grande.
- La LOGSE (1990) consiguió en un tiempo récord que la cultura de los alumnos bajara hasta niveles alarmantes, que la mala educación en la vida cotidiana de los centros haya subido hasta cotas vergonzosas, y que los profesores estén más hartos, deprimidos y desesperados que nunca.
*Todas las leyes educativas que han subseguido a la LOGSE (excepto la LOMCE, saboteada por casi todos los diputados y autonomías y que nunca llegó a implantarse) han eternizado y agudizado los disparates de origen de la LOGSE.
- Los defensores de estas infames leyes (LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE y LOMLOE) dicen que, con todos sus defectos, gracias a ellas se ha conseguido la educación para todos.
- Esto es rigurosamente falso. En una clase en la que cada uno hace lo que quiere, porque la administración no respalda la autoridad del profesor y al mismo tiempo protege al alumno que conculca el derecho de aprender de los demás, no se está impartiendo educación, se está repartiendo basura.
- La L.O.G.S.E. decía, en el apartado 3 de su artículo 2º, que “se han de fomentar los comportamientos democráticos”. ¿Qué clase de comportamiento democrático es éste, en el que una minoría de alborotadores puede imponer impunemente su ley a los demás?
- Tampoco se ha conseguido una educación igualitaria, porque cuando la enseñanza pública se degrada hasta tales extremos, salen ganando los que pueden pagarse un colegio privado.
- Mucho menos es cierto que los nuevos problemas que se plantean al educador son debidos a una evolución social que ha gestado una juventud más conflictiva. No, si los jóvenes son más díscolos y apáticos que nunca, no es debido a ningún cambio social, es el resultado de una educación equivocada.
- Hay quien, antaño defensor de la LOGSE y hogaño decepcionado de ella, dice que era buena en sí, pero que no se ha sabido aplicar. No, la reforma no era buena, y no era tan difícil prever el resultado. Ya está bien de achacar sus desastrosos resultados a causas extrínsecas o a factores circunstanciales. La famosa LOGGSE, y lo que ha venido después, es un disparate de arriba abajo, y ya va siendo hora de ponerle remedio.
- También se dirige este “panfleto” a todos los preocupados por lo políticamente correcto, a los que piensan que defender una enseñanza rigurosa, exigente y disciplinada no es “progresista”. Las cosas son exactamente al revés. Una enseñanza presuntamente lúdica, donde no se inculca el hábito de estudio, se convierte en un aparcamiento para pobres, donde están entretenidos hasta que les llegue la hora de convertirse en mano de obra barata. Para que la igualdad de oportunidades sea efectiva, ha de haber una enseñanza en la que cada uno pueda demostrar su valía, su inteligencia y su capacidad de trabajo. Quien defienda lo contrario, está hurtando a los muchachos de origen modesto la única oportunidad que tienen de estudiar en serio y de competir en parecidas condiciones con los que proceden de familias más favorecidas.
- La reforma sobrevenida con la LOGSE y sus herederas, ha dañado sobre todo a los más desfavorecidos. Fue (¡increíble!) obra, toma ya, del autodenominado Partido Socialista, pero ha sido avalada durante tres décadas por la práctica totalidad de los partidos, estatales y autonómicos, representados en el Congreso. Cabe exceptuar los denodados esfuerzos, para impulsar una vuelta al sentido común, del Ministro José Ignacio Wert y su Secretaria de Estado, Montserrat Gomendio, personalidades (ver en Google) con un currículum impresionante, pero ambos aplastados por los enanitos incultos y mediocres que han sobreabundado en nuestra política y, más en concreto, en nuestros sucesivos Ministerios de Educación.
- Es hora de que todos los partidos políticos españoles reconozcan de una vez el monumental error y lo enmienden.
- Pero ¿lo harán?
- No, si la sociedad no los presiona y arrincona. Porque ¿sabe usted, estimado lector, que este artículo, previa autorización del magnífico escritor y catedrático Ricardo Moreno Castillo, es una adaptación casi literal de la magistral INTRODUCCIÓN de su antológico “PANFLETO ANTIPEDAGOGICO”, publicado en 2006, es decir, hace diecisiete años?
- ¿Le hicieron caso los políticos de estas dos décadas pasadas? No.
- Por eso, colegas maestros y profesores, no nos basta con la fuerza de la razón si no la acompañamos de la razón de la fuerza. Pacíficamente, pero sin darles respiro. ¿Cómo?
- Muy sencillo. Siguiendo la estrategia que les planteo en el epílogo de mi libro LA PRIMARIA Y SECUNDARIA, UNA SELVA ANTIEDUCATIVA,
que, para quienes prefieren el papel, está disponible en Amazon, y cuya versión digital es accesible aquí, para que la lean y la difundan.
- Incorporo también la referencia de dos entrevistas publicadas a este respecto, y de otra en referencia a la desbocada inmigración ilegal.
- Hay que moverse YA. Porque cuando los políticos hayan cogido sus votos de aquí a diciembre, olvídense de ellos como ellos se olvidarán del profesorado, de los padres y madres, del bien de la sociedad, y de todo el mundo.
*EMILIO DE FEZ ha impartido la docencia de Español en Escocia e Irlanda del Norte, así como, de INGLÉS, en todos los niveles preuniversitarios de España: Primaria, Bachillerato, Formación Profesional y Escuelas Oficiales de Idiomas.