viernes. 19.04.2024

La semana pasada se celebraron numerosos actos coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional del Libro. Cada año, escritores, intelectuales y otros “especimenes” del mundo literario intentan encontrar la fórmula adecuada para fomentar la lectura. Sin ir más lejos, en la inauguración de la Feria del Libro de Arrecife, Antonio Gala pronunció un discurso con el que trataba de contagiar su amor por la literatura, y en el que vino a decir que el libro es el mejor amigo del hombre: “el único amigo al que no he dejado de ver ni un solo día, más íntimo que cualquier religión y más duradero que cualquier amor”.

Otros escritores han optado este año por hacer una campaña más agresiva. Es el caso de Alejandro Gándara, quien propone la “sospecha” como la forma ideal de acercarse a los libros: “A nadie se le escapa la inmensa atención que procuran aquellos o aquello de lo que sospechamos, la manera en que estudiamos sus más mínimos movimientos, la enjundia con que subrayamos, citamos, recitamos y publicamos cada gesto, detalle, error o intentona de lo sospechoso. Imagínate esto aplicado a Baltasar Gracián, a Montesquieu, a Heidegger, a Maruja Torres y a la biblia en verso. Obvios y poco mensurables beneficios”.

Pero no es el único. Javier Marías se sumó a esta operación de “marketing literario” con lo siguiente: “Los defensores del libro deberían ser más arrogantes, exhibir más seguridad, presentarlo como algo envidiable que no está al alcance de cualquiera (si económica, pero no intelectualmente), y hasta atreverse a compadecer a quienes no los frecuentan, pobres y disminuidos diablos. Nada atrae tanto como lo que se muestra indiferente y aun desdeñoso, se hace de rogar, se pone difícil. No sé, tal vez esto tampoco sirva, pero, vistos los efectos de la actitud contraria, de la pedigüeña, tristona, resentida y sórdida, es al menos una idea. Aunque sea antigua”.

Visto lo visto, yo me inclino por la publicidad “cañera” de estos últimos escritores. Su propuesta me parece más efectiva a la hora de provocar la curiosidad de los potenciales lectores, y de paso, quizás se consiga “poner a cada libro en su sitio”: Tanto se publica y todo se mezcla, se muestra y se vende en la misma estantería de los centros comerciales... tan importante es saber leer cómo saber escoger lo que uno lee.

No se fíen de los libros
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