viernes. 19.04.2024

Por Fernando Marcet Manrique

Me veo obligado a escribirle esta carta abierta, no como Fernando Marcet, sino como miembro activo de la recién nacida promotora del movimiento DOSDOSDOMILOCHO. Pretendemos, por la presente, hacer uso del derecho a réplica que nos asiste, en respuesta al artículo titulado “la cesta y las grandes superficies”, escrito y publicado por usted en el último número de la revista Lancelot, de la cual usted es editor de publicaciones, según consta en la ficha de staff colgada en su web.

Desgraciadamente nosotros no poseemos medio de comunicación alguno, así que posiblemente el grado de difusión de esta réplica no alcance la repercusión de sus calumnias, ya reiteradas, contra nuestro movimiento. Aun así, contamos con la buena voluntad de todos aquellos medios que, sin necesidad de tomar partido, crean en el derecho de todo ciudadano o grupo de ciudadanos a ser escuchado cuando es insultado o vilipendiado públicamente desde cualquier tribuna.

¿Y por qué decimos que hemos sido insultados o vilipendiados? ¿Por qué le acusamos a usted de calumniar y de faltar a la verdad en lo que a nuestro movimiento respecta? Seguramente ya lo sepa, pero lo explicamos dada la naturaleza abierta de esta correspondencia.

Decimos todo eso por ser usted responsable de mantener y difundir, con insistencia, la tesis de que detrás de nosotros se encuentra un conocido grupo empresarial de Lanzarote. Todo ello sin poseer prueba alguna, ni indicio siquiera de lo que afirma. Nos hemos informado sobre si sería posible llevarle a usted a los tribunales, por publicitar tales falacias a través de sus medios de comunicación; pero nos han recomendado que en lugar de ello le demos a usted donde más le duele. En su prestigio como periodista, y en el prestigio de la revista que le da de comer. Para lo cual lo único que necesitamos hacer es contar la verdad, conminándole a usted a demostrar las cosas que dice so pena de quedar en evidencia ante sus lectores y ante toda la sociedad lanzaroteña.

Tenga en cuenta que a partir de ahora somos una promotora encargada de crear una asociación de consumidores, la cual dependerá directamente del grado de confianza que los ciudadanos depositen en nosotros. No podemos dejar pasar por alto unas afirmaciones como las que usted hace, especialmente cuando desde el principio hemos insistido en nuestra independencia absoluta respecto a poderes empresariales o políticos.

Una cosa es leer comentarios anónimos diciendo tales cosas. Una cosa es escuchar por la calle que individuos interesados en evitar el nacimiento de un movimiento como el nuestro, propagan el rumor de que somos una especie de brazo armado de determinado grupo empresarial. Pero que un periodista, con nombre y apellidos, ose dar pábulo a dicho rumor, utilizando con total descaro su propio medio de comunicación para propagarlo, es algo absolutamente inadmisible. Y nosotros haremos lo que esté en nuestra mano por defendernos de tamaño abuso.

Sabemos perfectamente las razones de que esté difundiendo tal volada conejera. Encontró ese resquicio y se aferró a él para tratar de desprestigiarnos a toda costa, metiéndonos en una guerra empresarial de la que no somos ni nos apetece ser parte. Siempre es más fácil atacar al “gran rival”, que a dos simples ciudadanos con dificultades para llegar a fin de mes, al menos a la hora de justificarse ante la opinión pública.

De todos modos no queremos entrar en el juego del “y tú más”. Le dejaremos a usted con sus negocios, sus guerras personales y sus disquisiciones de conciencia (si la hubiera), siempre y cuando no incurra en fraude o falta alguna que afecte a los consumidores en general o a nuestra promotora en particular.

Usted, como periodista, tiene todo el derecho a denunciar algo que considere denunciable, pero sólo cuando posea información veraz y contrastada. De lo contrario, estará incurriendo en falta grave. No sólo desde el punto de vista jurídico, sino también desde el ético. Del mismo modo, nosotros, como asociación de consumidores (cuando lo seamos), tendremos todo el derecho a investigar el producto que usted ofrece, cuidando que no use el engaño o la manipulación para tratar de vender más ejemplares, conseguir audiencia adicional o cualesquiera otros motivos.

Cuando usted afirma que Leticia Padilla es una “mamporrera” de los Spínola, aun sin mencionar su nombre expresamente, no sólo cae en una ordinariez y en una bajeza infinitas, especialmente cuando no nos conoce de nada, porque jamás ha tenido el sentido común de ponerse en contacto con nosotros para conocer nuestro punto de vista, sino que está acusando al movimiento DOSDOSDOSMILOCHO de haber sido creado con unos objetivos concretos, que nada tienen que ver con los que realmente nos mueven. Esa acusación, repito, es muy grave, y si no cuenta con pruebas para asumirla, y no puede tenerlas porque es falsa, lo que debe hacer es retractarse y disculparse.

Atrás quedaron aquellos tiempos en los que quienes tenían los medios de comunicación poseían el poder de hacer y deshacer a su antojo, ensalzando o calumniando en función de los servicios prestados, de los rencores, preferencias o intereses personales. Hoy, gracias a las nuevas tecnologías, existen muchas formas de propagar verdades. Y nosotros tenemos acceso a todas esas tecnologías. Las usaremos sin dudarlo tantas veces como sea necesario, si sigue usted en la tesitura de intentar desprestigiar nuestro movimiento a toda costa, como hasta ahora viene haciendo. Y, no lo dude, nosotros ni inventaremos ni calumniaremos, nos limitaremos a investigar y a publicitar el fruto de dichas investigaciones. Aunque nuestro objetivo prioritario en estos momentos sea el oligopolio alimentario, si hemos de priorizar otras cuestiones, las priorizaremos. Lo que haga falta con tal de garantizar el buen nombre de la asociación que intentamos sacar adelante.

Aunque no sea necesario, quiero dejar constados un par de datos que jamás ha estado en mi ánimo esconder (pero tampoco publicitar innecesariamente). Soy un trabajador autónomo, que paga su cuota todos los meses desde el año 2005. Desde esa fecha he realizado multitud de trabajos para distintas empresas y administraciones públicas. En la actualidad tengo un contrato puntual, de duración determinada, con otro profesional, también autónomo, para sacar adelante un programa que está siendo emitido en Localia. Un programa que se financia íntegramente con su propia publicidad. Es decir, yo no recibo un solo euro de Localia, sino de las empresas que se desean publicitar en nuestro programa. Localia exclusivamente nos ofrece el soporte, nada más. Por añadidura, este contrato se formalizó con posterioridad a la organización de la primera manifestación, la del 15 de Diciembre del 2007. Como cualquier autónomo, hago trabajos puntuales a todo aquel que requiere mis servicios, del mismo modo que un carpintero haría una mesa a cualquiera que se lo pidiera y se lo pagara. Inferir a partir de ahí que he organizado todo esto para beneficiar a un grupo empresarial determinado, es canallesco y bochornoso. No se puede mantener desde ningún punto de vista, y mucho menos cuando eres periodista y propietario de un medio de comunicación. Por tentador que sea montar una historia a conveniencia, existe una responsabilidad para con los lectores que debería autocensurarle de algún modo. Es posible que reclamar tal responsabilidad a alguien como usted sea poco menos que pedir peras al olmo, así que le reitero nuestra disposición a defendernos con todos los medios que tengamos a nuestro alcance si sigue hostigándonos como hasta ahora e inventando y propagando mentiras sin ton ni son. Dicho queda.

Carta abierta a Jorge Coll
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