Es fácil responsabilizar a los videojuegos de que los niños de hoy en día sean más violentos de lo que eran en generaciones anteriores. Y es fácil porque para muchos padres resulta conveniente la idea de que la culpa la tienen unas maquinitas. Lo complicado es pensar que si un niño decide que matar a media población es algo estupendo, es porque algunos progenitores prefieren dejarlos a cargo de la play station, aún a sabiendas de que los contenidos que aparecen en los juegos no son los recomendados para su edad.
Pero el consumo de estos productos de ocio no es algo propio sólo de los pequeños. Cada vez son más los adultos enganchados al ocio asociado a las nuevas tecnologías. Es más, muchas compañías están intentando que echar un partido virtual sea algo familiar gracias a fórmulas como la wii.
Jemmy Soares es el encargado de Game Bycentro Mail y asevera que “aunque la idea que se tiene socialmente es que los videojuegos son para niños, la realidad no es así”. De hecho, existen muchos que son catalogados para mayores de 16 ó 18 años.
No existe un retrato robot de cliente de estas tiendas. Soares comenta que “vienen desde niños de 6 años hasta empresarios o pilotos de Iberia y las temáticas que gustan son de lo más variado”.
Afición cara
No es precisamente barato ser aficionado a los videojuegos. El gasto medio que cada comprador invierte en Game Bycentro Mail puede llegar a los 150 euros mensuales. “Hay consolas cuyos juegos cuestan entre 50 y 60 euros y hay otros más baratos pero los clientes habituales compran dos o tres juegos al mes, así que barato no es”, explica.
Esto supone que muchos padres no puedan permitirse comprarles a sus hijos las últimas novedades. Son los principales usuarios de los juegos alquilados o el material de segunda mano, que reduce el precio a la mitad.
También hay que tener en cuenta que las consolas hay que renovarlas más o menos cada 5 ó 6 años en función de las compañías, y aunque algunas son un clásico, hay empresas que optan por actualizar los sistemas, buscando nuevos compradores.
Estigma de violentos
Las edades que aparecen en los videojuegos son orientativas; es decir, no se puede prohibir a un menor de 18 años que juegue con ellos. “Lo que pasa es que muchos padres vienen y compran a sus hijos de 8 años juegos recomendados para mayores de 18 porque tienen violencia explícita y cuando les dices lo que hay, te responden que da lo mismo porque es lo que quiere el niño”. Ahí entra la responsabilidad de los progenitores porque como reconoce el responsable del establecimiento, “esto pasa mucho más de lo que la gente se puede imaginar”.
En opinión de este experto, “el problema es que muchos siguen pensando que esto es cosa de niños y que así el crío se está callado, pero algunos vuelven al de unos días queriendo devolverlo porque es demasiado violento”. Soares pide que los padres se conciencien porque los videojuegos son como el cine; hay películas para niños, para todos los públicos y cine porno.
En España no está prohibido vender estos artículos para mayores de edad a los niños, algo que sí sucede en Estados Unidos, por ejemplo, donde este consumo es igual que el de las películas X. “Lo que tenemos que hacer los vendedores es que si viene un crío a comprar uno de estos juegos, le obliguemos a que venga con su padre”, explica y reconoce que es muy habitual que los chinijos acudan solos a hacerse con estos videojuegos no recomendados. De hecho, ahora son muchos los que acuden a adquirir este “premio” como recompensa por unas buenas notas en el colegio.
Soares comenta que cuando un juego es recomendado para mayores de 18 años está justificada esta advertencia porque “te puedes encontrar con robos, sangre, asesinatos y mucha violencia, que una persona adulta entiende que es ficción pero que puede ser imitado por niños que no comprenden que los que aparecen son sólo personajes”.
De todos modos, Soares piensa que el tema de la violencia suscitada por los videojuegos se ha tratado socialmente con cierto sensacionalismo y “muchas veces aparece la noticia de que una persona asesinó a alguien y usaba este juego pero no se comenta que tenía un problema psiquiátrico, al margen de su afición por estos productos”. En el caso de los niños, siempre será responsabilidad de los padres permitirle acceder a determinados contenidos. “Lo que pasa es que si dan una película de acción con un montón de muertos o pones las noticias y sale otro montón, no pasa nada, pero si utilizas un determinado juego, ya está mal visto porque es más fácil culpar al ocio”, comenta.
La temática favorita de los lanzaroteños es la deportiva. El fútbol tanto real como virtual es el entretenimiento preferido y aunque pueda parecer lo contrario, las chicas juegan tanto como los chicos y juegan a lo mismo. Después del fútbol, el género más recurrido suele ser la acción o el entrenamiento cerebral.
Normalmente, para los juegos deportivos se prefiere el pique con amigos y ahora, con la wii, en la que los participantes pueden moverse, se está llegando a participar en familia. “Me han comentado hasta que hay abuelas que juegan”, reconoce en tono jocoso Soares.