viernes. 29.03.2024

España vuelve a aparecer en la primera posición de Europa en el ranking de operaciones estéticas. Precisamente una zona como Canarias, con tantos días de calor y playa al año, no se escapa de una tendencia que a veces va a aparejada a cierta frivolidad, ya que según indica la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, existen hogares en los que se destina parte del patrimonio a este tipo de intervenciones, como puede haber otra partida para alimentos o el colegio de los niños.

Julián José Castillo es cirujano estético y asegura que los canarios también se están animando cada vez más a hacerse retoques y que el principal cambio que se ha producido en estos últimos años es que la gente ya no recurre a especialistas de la península ya que “los clientes han podido comprobar a través del colegio oficial de médicos que aquí hay muy buenos profesionales”. Y si antes era mucha la gente que prefería operarse fuera para que nadie se enterara y poder pasar el postoperatorio lejos de las miradas indiscretas de los amigos o compañeros de trabajo, en opinión de este especialista, “gracias a Dios eso ha cambiado”. Recuerda que hace años las mujeres iban a la consulta pidiendo que se las operara pero que nadie se diera cuenta, algo que “no me iba a dejar muy bien como médico”, comenta entre risas. Asevera que la sociedad ha evolucionado y que ya no importa reconocer públicamente que alguien se ha cambiado la nariz o el pecho.

Sin embargo, aunque la práctica de este tipo de intervención ya se ha normalizado, Castillo no quiere minimizarla. Por ello, y para evitar males mayores, descontentos con los resultados o incluso la muerte en ocasiones, recomienda siempre que el cliente se informe bien de la cualificación de la persona en cuyas manos se va a poner, “ya que la cirugía estética también tiene sus riesgos y lo que no se puede hacer es una liposucción en una camilla en una peluquería”.

Sobre estos posibles riesgos, el cirujano explica que un buen profesional tiene que realizar las pruebas necesarias al paciente antes de intervenirle, desde una analítica a un test respiratorio para poder determinar que la persona está sana y reducir así las complicaciones en el quirófano o fuera de él.

En este sentido, no hace todavía demasiado dos mujeres fallecían en Barcelona tras someterse a una liposucción. Son casos que llaman mucho la atención y que a juicio del doctor, no sirven para que disminuyan las intervenciones sino que sirven para que los que deciden dar el paso de operarse activen sus mecanismos de defensa y no se metan en manos de ningún advenedizo. “Nosotros en el Perpetuo Socorro tenemos una UVI al lado del quirófano y aunque nunca la hemos tenido que utilizar, está ahí por si hace falta”, explica.

Dice Castillo que la gente ya no escatima dinero a la hora de buscar un cirujano; es más, comenta que si uno se fija, los profesionales del sector suelen cobrar más o menos lo mismo. “El paciente suele decidirse por referencias o porque conoce a alguien que se ha operado con determinado médico”, asegura.

Aunque todavía ocurre, cada vez son menos los casos de los usuarios de este tipo de medicina que llegan a la consulta con una fotografía de una actriz o modelo y quieren que les dejen igual. Dice el cirujano que “nuestro deber es no crear falsas esperanzas”.

Pero incluso con el mejor profesional, las operaciones tienen que tener una lógica, algo que algunas mujeres no quieren entender ya que hay auténticas adictas al bisturí. Sobre esto dice Julián José Castillo que “puede suceder porque hay mucha gente que quiere transformarse pero hay que evaluar la necesidad de cada intervención y si la misma está justificada”.

Todos con la misma nariz

Es tanta la demanda de rinoplastias y de estiramientos faciales que hay quien piensa que si seguimos así vamos a terminar pareciéndonos todos; es más, hay gente, sobre todo del mundo de la farándula que ya tiene exactamente la misma sonrisa. Ante esto dice el profesional del Perpetuo Socorro que “cada uno tenemos técnicas distintas, las operaciones siempre son diferentes y somos nosotros los que debemos valorar qué método o procedimiento es el adecuado para cada persona”.

Aunque la Sociedad Española de Cirugía Plastica, Reparadora y Estética habla de un 20% de pacientes masculinos y el 80% de mujeres, Castillo dice que por su experiencia, el número de varones es bastante inferior, aunque cuando llegan a una edad media muchos quieren operarse de los párpados o hacerse estiramientos faciales. Es más, comenta que eso de “el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso es una frase desafortunada ya que los señores cada vez se cuidan más”.

Cirugía en la tercera edad

Dice el médico que “no quiere criticar a los que y las que tienen 80 años y se quieren operar, aunque resulta ridículo que se estiren la cara intentando aparentar 65 años y luego tengan que ir con un bastón porque no pueden caminar”, asegura y entiende aunque no comparte la opción de aquellos que teniendo 80 quieren seguir pretendiendo aparentar juventud. En este sentido explica que “hay que tener cuidado con estas edades porque los riesgos son mucho más altos”.

En el caso contrario, en el de los adolescentes, también cree que hay que poner ciertas trabas y que no sea algo normal que a un menor se le premie con un pecho nuevo por sacar buenas notas. Dice que en esta etapa de la vida sólo recomienda intervenir las orejas de soplillo, por el componente psicológico y los traumas que puede provocar en el chico o la chica pero nunca aconsejaría un implante mamario antes de los 19 años porque el cuerpo está todavía en evolución y hay que darle tiempo al tiempo.

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