jueves. 15.05.2025

Por Andrés Chaves

1.- El conejo me riscó la perra. Ahora resulta que el "Alakrana" cruzaba las aguas del Índico bajo pabellón ¡vasco! El abogado del supuesto pirata o presunto pescador Cabdullahi Cabdiwelli (imagínenselo ustedes jugando al fútbol y que el locutor tuviera que citarlo varias veces durante el partido, acabaría de los nervios), bueno pues el abogado del potencial corsario sospecha que el barco navegaba bajo dicho pabellón, por lo que se hace dudoso, de acuerdo con el derecho internacional, que España posea jurisdicción penal sobre el "Alakrana". Ni siquiera, según este derecho, se puede cambiar de nacionalidad mientras se navega, sino que ha de hacerse formalmente y ha de existir una relación auténtica entre el Estado abanderador y el navío abanderado. Toma ya. Bueno, pues nos movemos ahora entre lejanos pabellones de sentimientos, así que el abogado del nuevo Jack Sparrow , que se llama Javier Díaz Aparicio , quiere salvar a su patrocinado en base a una interpretación errónea de la ley, por parte de España, y ha pedido al juez competente de la Audiencia Nacional que la Armada informe sobre los extremos de la detención y sobre la bandera que llevaba el "Alakrana" en el momento del abordaje.

2.- Ya tenemos nuevo lío. La Abogacía del Estado de España tiene mucho prestigio y alberga juristas cuya oposición se estima como la más dura de las conocidas, junto a notarios y registradores. Es decir, en teoría, un abogado del Estado debe saber más derecho que un juez, porque el temario de su oposición es mucho más duro. Pues la señora De la Vega , a la que se le supone muy mala leche, tiene en jaque a los abogados del Estado a sus órdenes, porque les encarga cosas muy difíciles. Lo del "Alakrana" ha rizado el rizo. Primero, Somalia era un país sin ley y había que enviar a los piratas a España; segundo, Somalia recuperó la ley de repente y es preciso redactar deprisa y corriendo un tratado de extradición para quitarse a los bucaneros de en medio. El abogado del Estado está bailando la yenka: adelante, atrás, un, dos, tres.

3.- Quien primero mentó, en mi entorno, a los somalíes fue un amigo mío que, una vez, en Los Limoneros, pidió una botella de vino, no le gustó y gritó como un poseso: "¡Que venga el somalí!". Se refería, desde luego, al sumiller o encargado de los caldos, pero mi amigo no es muy ducho en nacionalidades y optó por llamar al somalí, a lo que Gregorio , el maitre, respondió: "Somalí no tenemos, pero si quiere le traemos un etíope, que vive aquí al lado y a lo mejor usted se arregla con él". Bueno, pues lo del "Alakrana" recobra ahora una dimensión exótica, al margen de todo lo que arrastra, ya que cruzaba los mares con la ikurriña en su popa. A ver qué coño hacemos ahora, pensará la señora De la Vega, hecha ya un lío. Y el abogado del Estado otra vez a repasar los viejos temas de la lejana oposición para conocer qué hay que hacer ahora, con las leyes sobre el mar en las manos. Dios mío, vaya tropa.

achaves@radioranilla.com

El conejo me riscó la perra
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