En aquel tiempo, que dirían en la Iglesia para hablar de una de las cartas de San Pablo a los Corintios, alguien pagó deudas partidarias con dinero de otro, aunque presumió a diestro y siniestro de ser un gran mecenas... Los réditos que esperaba obtener de aquella supuesta inversión estaban claros: quería destruir determinada ordenación o “desordenación” a favor de... Los “inversores” se sintieron gratificados por lograr espectaculares aplazamientos. Bueno, por eso y por la posibilidad de ver culminados sus ambiciosos proyectos. Fue cuando se comenzaron negociaciones “rarillas” y claro, de inmediato el discurso cambió de forma significativa. Ya no todo era tan blanco ni tan negro como se decía. Pero, como suele ocurrir en estos casos, lo que parecía un matrimonio bien avenido acabó en divorcio por mor de unas elecciones camerales, después de que no se llegara a la obtención de una lista única y se llegara a un proceso electoral que propició contratiempos brutales. Como también es lógico, tras la debacle vino la desintegración o el éxodo de los más hambrientos, que ahora no saben a dónde acudir para satisfacer sus muchas necesidades económicas, y también, por qué no decirlo, las necesidades erótico-palentinas. ¡Ay, Don Pepa, le vemos muy mal!
¿QUÉ SE QUIERE LOGRAR AHORA?
9 de mayo de 2006, 21:24