sábado. 20.04.2024

CÓMO TRATAR DE DESTRUIR LA IMAGEN DE ALGUIEN Y MORIR EN EL INTENTO

Durante diez años el director de este medio y el grupo de comunicación Crónicas han aguantado estoicamente los injustificados ataques de parte de la competencia. Ya se terminó el tiempo de silencio. Mientras en el PSOE las cosas marchan viento en popa a toda vela hay cierto grado de nerviosismo en lugares como la Fundación César Manrique, que han pedido a través del juzgado nada menos que tres grabaciones de tres programas de nuestra cadena de radio. ¿Qué tratan de hallar, qué pretenden con este último movimiento? ¿Habrá otros similares o peores?

Como ya habíamos adelantado en este Confidencial, que para eso lo publicamos, los integrantes de la Loca Academia de Periodismo Local y los siempre activos miembros del vertedero humano que hay en Lanzarote han tratado sin éxito de fusilar con nocturnidad y alevosía la imagen del director del grupo de comunicación que edita este periódico, el periodista Alfonso Canales, que es además el máximo responsable de la Cadena COPE y de la Cadena 100 en Lanzarote y Fuerteventura. Inventar noticias parece hoy en día el deporte nacional. Nada nuevo bajo el sol. La falta de talento de algunos se suple por una forma de actuar que nada tiene que ver con el periodismo. Palabras como rigor, objetividad o pluralidad no acompañan el día a día del pelotón de fusileros que se han prestado una vez más a un juego planteado por los que jamás dan la cara, por los cobardes que se esconden en la cueva del mal desde la que se planifican casi todas las ruindades que se cometen en esta parte del mundo. Allí es donde se decide todo, allí es donde se planea. Esta vez, una vez más, la cosa no les ha salido bien.

En el triste episodio que nos ocupa todo se estudió al detalle, en la lamentable idea de que además contarían con un final feliz y con un titular que satisficiera sus anhelos de venganza, su mal entendida rivalidad y su evidente envidia por el éxito ajeno. En un planteamiento absurdo trataron de promocionar la llegada de una condena para un periodista al que sabían que estirando mucho el chicle y en el mejor de los pronósticos le podían caer seis meses de cárcel por la apropiación indebida de un dominio de Internet. Gran delito el cometido, por otro lado. Sorpresa. No contaban con que en este país con notable frecuencia se imparte justicia, se hace justicia. Desgraciadamente no siempre es así y quedan estamentos dentro de la justicia que están igual de corrompidos que los corazones y las mentes de los fusileros que con tanto entusiasmo participaron en el intento de acabar con la imagen de alguien que les molesta. Gente que se sumó al baldío intento de acabar con una persona y con su entorno, sin preocuparles lo más mínimo si esta persona tiene hijos, tiene madre, tiene familia, tiene amigos… a los que podrían hacer enorme daño con su abyecta persecución. Y tienen nombre y apellidos, porque no sólo hicieron durante años el previo de la noticia sino que cubrieron con enorme ilusión el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Las Palmas. Nombres como Manuel Dineiro (perdón, es Ribeiro), Saúl García, Soraya Morales, Salvador Hernández, Jaime Puig, Isabel Lusarreta y los hermanos Acosta Hernández trataron sin éxito de acabar con alguien a quien por razones que ya explicaremos en otro momento no soportan. Para ello, no han reparado en gastos; han publicado noticias e imágenes con una saña terrible, olvidando algo básico incluso entre los malos como es el disimular su verdadero propósito. Porque esta gente que dice ser “periodista” y dedicarse al “periodismo” jamás habló con el director de este medio para darle la oportunidad de defenderse y de contar su versión de los hechos. Ni siquiera, y es lo más grave, se molestaron en publicar en sus “informaciones” sobre el juicio en la Audiencia Provincial los argumentos que utilizó la defensa magistralmente dirigida por el abogado Marcial Francisco Hernández. Como es lógico, siendo lo que son, se pasaron por el arco del triunfo los principios básicos de una profesión que está igual de podrida por dentro como parece que está podrida por fuera. ¿Qué excusa tienen? No lo sabemos; aquí operamos de forma radicalmente opuesta.

Durante dos lustros, toda una década, el director de este periódico ha tenido que soportar todo tipo de calumnias, basadas eso sí en una torticera interpretación de los hechos que realmente sucedieron por parte del abogado de María José García Acosta, ese que soltó entre risas en la Audiencia Provincial de Las Palmas que “los hermanos Canales eran unos chapuzas que actuaban como Pepe Gotera y Otilio”, Aday Lleó, sobrino del corrupto confeso e instigador del Caso Unión Luis Lleó, y de una desganada “investigación” realizada por el Ministerio Fiscal, con un fiscal que se limitó a calificar un delito y a pedir dos años de cárcel para dos padres de familia que no tienen ni una multa de tráfico por no pararse a estudiar a fondo las pruebas que ambas partes habían presentado. Todo un ejemplo de buen oficio. Tanto el periodista Alfonso Canales como este periódico han mantenido un respetuoso silencio para dejar que la justicia actúe, soportando incluso la lentitud con la que se ha abordado un asunto que ni siquiera tendría que haber llegado a sala, y mucho menos por la vía penal.

Poco han hablado los fusileros en estos días de su actuación. No es para menos. Ninguno se podrá sentir orgulloso de su forma de hacer eso que creen que es periodismo. Los que tengan hijos jamás les contarán lo que hicieron, lo que trataron de hacer. Pero todo llega, porque además del juicio que ya ha hecho la sociedad (sólo hay que ver las muestras de apoyo y de cariño que ha recibido este grupo de comunicación) están los otros, los que se producen en este mundo de preguntas sin respuesta y los que se deben producir en el siguiente, si es que hay un siguiente. Quien siembra vientos, es obvio, recoge tempestades. Y las consultas con la almohada, que son terribles cuando no se tiene la conciencia tranquila, harán el resto.

Pero dentro del pelotón de fusileros los ha habido que han trabajado con más fervor que los demás. Desde luego, como no podía ser menos, los más esforzados han sido los hermanos Acosta Hernández, Agustín Domingo, Teresa Juliana y Alberto. Todo un ejemplo para la sociedad canaria de cómo se debe uno comportar en la vida y de cómo se afronta con honestidad una profesión tan digna como es la de informar y entretener al personal. En lugar de haberse mantenido al margen, puesto que era un tema familiar que les afectaba de lleno, prefirieron utilizar sus medios de comunicación para exportar toda la bilis que llevan dentro, olvidando en el camino que cuando uno escupe al cielo es probable que el cielo devuelva el escupitajo. ¿Quién en su sano juicio habría querido que se recordara lo que le hicieron a su padre, el olvidado periodista Agustín Acosta Cruz? ¿Quién utilizaría sus propios medios de incomunicación para que alguien les recordara muchos años después cómo fueron capaces de dejar botado en la calle como si de un vulgar perro se tratara a la persona ya anciana que les dio la vida y les mantuvo durante tantos y tantos años? Asombrosamente, ellos. Porque la historia de la denuncia de su prima hermana María José García Acosta parte de ahí. Si Agustín Acosta levantara la cabeza y viera esta extraña alianza en contra de la persona que le ayudó a no lanzarse por el Risco de Famara, es muy probable que actuara como actuó Jesús cuando vio el templo llenito de mercaderes, a latigazo limpio. No va a suceder, como no va a suceder que permanezcamos más tiempo en silencio aguantando leña por gusto sin contestar. Nosotros tenemos un grupo de comunicación mucho más grande, más seguido y más poderoso que el suyo, al que en breve se sumará una televisión. Aunque nos importa bien poco lo que puedan hacer desde el punto de vista profesional, porque respetamos cualquier tipo de sana o insana competencia, no toleraremos ni un ataque más a ninguno de los nuestros. Punto y final.

El que quiera conocer la verdadera historia del dominio y lo que realmente dice la sentencia de la Audiencia Provincial sólo tiene que pinchar en este enlace y acceder a nuestro periódico:

https://www.cronicasdelanzarote.es/La-Audiencia-Provincial-de-Las-Palmas-absuelve-al-periodista-Alfonso-Canales-de.html

Recurso al Supremo y Fundación

Como información, porque esta gente es muy cansina y no se aburre (tiempo y dinero parece que tienen), hay que explicar al despierto lector que a pesar de la contundencia de la sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas la señorita María José García Acosta, su abogado y quien quiera que esté detrás de ellos han anunciado su intención de recurrir al Supremo. ¿Iban a dejar el tema? Estaba claro que no. Van al Supremo, el mismo tribunal que ya les condenó cuando recurrieron la decisión del Ministerio de Industria de otorgar con carácter definitivo la marca Crónicas en todas sus vertientes a la persona a la que vuelven a denunciar. Sin adelantarnos al veredicto, la cosa, salvo extrañas circunstancias ajenas a la razón humana, pinta muy mal para los incansables litigantes.

La semana pasada la Fundación César Manrique (FCM), que no podemos decir que tenga nada que ver con el caso que nos ocupa, pidió nada menos que la grabación de tres programas de los que dirige y presenta el director de este invento en Crónicas Radio-COPE Lanzarote. Desde luego, sin saber exactamente para qué quiere los tres programas José Juan Amadeo Ramírez Marrero, tenemos claras varias cosas: la primera, que por encima de los enfados de alguno o de las molestias que pueden causar determinadas opiniones o determinadas informaciones existe algo consagrado en nuestra Constitución que se llama libertad de expresión; la segunda, que es probable que les suene como la anterior, que por muchas grabaciones y por muchas amenazas veladas o sin velar de entablar costosísimos pleitos en los tribunales de justicia nosotros seguiremos haciendo exactamente igual nuestro trabajo, con la lógica prudencia que marca la ley pero sin miedo a nada ni a nadie, contando las cosas como son, no como probablemente a la mayoría de los que no les gusta lo que hacemos querrían que fueran.

Ha hecho bien por cierto la actual presidenta del Cabildo, María Dolores Corujo, al afirmar categórica en la primera y tardía entrevista que ha concedido a este medio desde que tomó el bastón de mando que jamás se ha reunido con los dirigentes de la polémica Fundación para hablar de política y mucho menos para abordar la toma de decisiones sobre ningún asunto. Habrá algunos que no la habrán creído, habrá algunos que pensarán que le creció la nariz según soltó semejante cosa. Ella dijo que jamás ha mentido en su vida y no tenemos motivo alguno para dudarlo. No tenemos pruebas más allá de posibles conjeturas sobre la relación entre algunas decisiones de Corujo y la Fundación. Por tanto, no hay caso, al menos de momento.

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