Hablar de pelotazos parece que es el pan nuestro de cada día. No tanto así los “pelotazas”, que suena bastante más raro. Ya les venimos advirtiendo en días anteriores que hay determinados pelotazos que se intuyen a babor y estribor, pelotazos que tienen su campo de acción en el variopinto mundo de la actividad urbanística. Ahora nos llega el “aviso” de un presunto o posible pelotazo que curiosamente nos soplaba al oído un ilustre borracho con unas explicaciones ciertamente feas, muy feas. Estamos tras la pista del asunto para intentar desvelar lo que encierra, que no debe ser poco a tenor del volumen de la trapisonda. Y lo hacemos a pecho descubierto, como siempre, sin mandar avisos anónimos al estilo de Doña Pepa, avisos o advertencias de lo más cutre amparadas en la trinchera de la cobardía. Aquí, como siempre, daremos muy pronto las claves de todo este asunto, que suponemos, estimado lector, que de momento te coge un poco del revés. Por cierto, y hablando de todo un poco, que el de la borrachera nos hablaba de 5.000 millones de pesetas. Casi nada, tremendo pelotazo. Y ahí no queda la cosa, porque se podría ampliar la cantidad si en lugar de uno fueran dos los beneficios económicos...
¿PELOTAZAS Y PELOTAZOS?
30 de mayo de 2006, 15:00