No se pueden imaginar hasta qué punto ha hecho daño a la imagen turística de Lanzarote el tema del artículo del diario El País. Como no queremos aburrir al personal en estos días de descanso, nos limitaremos a insistir en que ha sido mucho el daño, y pocos los actos de constricción. Los socialistas, como destacaban sus jóvenes, están encantados, como está encantado el señor Espino, que vuelve a convertirse en el centro de debate de todas las tertulias, de las de dentro y de las de fuera de los medios. Sin embargo, la factura de la última de sus ocurrencias puede salir cara. Y que nadie venga a hablarnos de “voceros” de los hoteleros y de otras historias que aquí nos resbalan. Cuando se inició la lucha contra la depredación del territorio fuimos los primeros en ponernos al frente, los primeros abanderados en la defensa de la moratoria y de cuantas medidas se pudieran tomar para proteger nuestro frágil entorno. No sabemos dónde estaba o qué hacía el señor Espino en 1998 cuando su ahogar compañero -que creemos que no amigo- Enrique Pérez sacaba adelante la medida con más buenas intenciones que maneras. Se está intentando disfrazar esta historia como una lucha contra los “depredadores del suelo”, como si El País fuera ahora el paladín de la cruzada contra la especulación. Por favor, que ya somos todos mayorcitos. Aquí se ha buscado otro objetivo, el cual desvelaremos en el momento en el que tengamos pruebas. De momento las estamos recopilando, pero una vez más alguien que ha querido ir a por lana puede salir trasquilado. ¿Es Don Carlos Espino un ángel medioambiental preocupado por la contención del crecimiento de Lanzarote? Pues no lo creemos. De ángel tiene poco. Lo bueno de estas historias es que la verdad termina saliendo a la luz, eso si algunos no se duermen.
LAS VERDADES OCULTAS DE LA HISTORIA DE EL PAÍS
24 de marzo de 2008, 17:26