No han sido pocas las personas que se han dirigido a nosotros para cuestionar algunas de las palabras que empleamos en estos a veces cruentos pero sinceros y documentados ataques contra nuestros políticos, especialmente contra los del Cabildo.
Alguien nos afeó en concreto que últimamente empleemos la palabra “MAMANDURRIA” para referirnos a lo que está pasando en el Cabildo. “Suena muy fuerte”, nos dicen en algún correo, “parece que están llamando mamones a los políticos, y eso no está bien”, añaden. Independientemente de que nos puedan parecer en no pocas ocasiones unos auténticos “mamones” algunos de nuestros representantes públicos, lo que tenemos muy claro, y se lo aclaramos a los estimados lectores que se preocupan por estos detalles, es que en el caso de los representantes del Cabildo que desgobierna Doña Manuela Armas se han convertido en una legión de la mamandurria. Y lo decimos porque sabemos de qué hablamos.
Nos parece muy útil consultar de vez en cuando el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Algunos lo deberían hacer con más frecuencia. En él nos encontramos con que la palabra “MAMANDURRIA” significa exactamente lo siguiente: “Sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente”.
Si empezamos por el final, ¿puede haber una “ganga” o “chollo” más “permanente” que el Cabildo de Lanzarote, puede haber un lugar donde sea más fácil conseguir un enchufe o un contrato de esos que firma la irresponsable de Doña Manuela en el ya popularmente conocido “todo a 30.000”? Avanzamos en la definición: “sinecura”, que no es otra cosa que el empleo o cargo retribuido que ocasiona poco o ningún trabajo. ¿No estamos viendo una sinecura generalizada en estos momentos, no estamos asistiendo al más escandaloso ejemplo de nuestra historia de pago a personas que no hacen ni generan ningún tipo de trabajo? Creemos que sí.
Por lo que respecta al origen de la definición, lo de “sueldo que se disfruta sin merecerlo”, la cosa la tenemos bastante clara. Aunque hay alguna excepción que confirma la regla, el grupo de desgobierno actual de nuestra desprestigiada Primera Corporación insular es el vivo reflejo de las personas que ganan un “sueldazo” sin hacer un solo mérito para merecerlo. De hecho, la única medida que han adoptado en casi dos años que sea digna de mención, salvando los cientos de atropellos a la ciudadanía, fue precisamente su espectacular aumento de salario.
¿Tenemos o no tenemos razón cuando definimos lo que está pasando en el Cabildo como una “MAMANDURRIA”? Está claro que sí, y está claro que algunos no deberían llevarse las manos a la cabeza sin consultar previamente el diccionario.
Otra de las cosas que nos dice mucho la gente es la inacción que detectan en la oposición del Cabildo. Creemos que no sería justo hablar de inacción, porque ellos, a su manera, están intentando desvelar todos los asuntos que pasan, intentan, aunque en no pocas ocasiones de forma equivocada, trasladar su idea a los ciudadanos y hacer cosas para que esta triste realidad que padecemos pare de una vez. Es verdad que a un ritmo infinitamente inferior al de esta casa, donde entendemos que se están destapando un día sí y otro también la mayoría de los asuntos que los ciudadanos, como ya dijimos la semana pasada, han reflejado en el exitoso concurso de murgas de este año.
Existe una teoría entre determinados autoproclamados intelectuales de Lanzarote por la cual estamos convirtiendo en mártires a gente como Doña Manuela o el ínclito Carlos Espino. Dicen que de tanto nombrarlos la gente se va a poner de su parte, como pasa en los concursos de la televisión. Estos intelectuales o intelectualoides están bastante confundidos, sobre todo porque la gente es cierto que no acepta la persecución contra las personas, por muy malas que parezcan, sin argumentos. Sin embargo, creemos que aquí atacamos prácticamente un día sí y otro también a los mismos con los argumentos que ellos nos dan cada día. Porque no hay un día que no hagan una nueva, no hay un día que tengamos que repetir crítica.
Volviendo a lo de la oposición, entendemos eso sí que ya no hay excusa que valga, sobre todo porque han tenido argumentos más que de sobra para acudir a los tribunales de justicia. De la Fiscalía podemos esperar bien poco. Queremos creer que debe estar desbordada. Y lo decimos así porque pensar otra cosa sería muy feo por nuestra parte. No obstante, tanto la oposición como la Fiscalía sólo tienen que hacer un resumen de todo lo que hemos contado aquí y lo que han recogido nuestros compañeros de la radio y la televisión para determinar que la “mamandurria” de la que les hablamos cada día tiene nombres y apellidos. Lo de los Centros Turísticos, lo de las resoluciones de la presidenta, lo de la compra a empresas de familiares, amigos o militantes de tu partido, los contratos a dedo y sin concurso... Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que no parece difícil determinar una línea de actuación más contundente.
Y no lo decimos nosotros, esto mismo es lo que dicen los ciudadanos. La gente por la calle habla de este asunto, y habla de la oposición del Cabildo. Hombre, a algunos miembros de la oposición a los que no vamos a nombrar por el respeto que tenemos al resto de sus compañeros tampoco se les puede exigir demasiado. Como tampoco se puede pedir a algunos que actúen contra la mamandurria cuando ellos tal vez ya han participado antes de otra mamandurria parecida.
Lanzarote está en uno de sus peores momentos. Ya dijo aquí la semana pasada Román Rodríguez que desde fuera se ve con claridad, se ve que es la isla con peores perspectivas de presente y de futuro. Y no sólo en el aspecto económico. Por eso hemos pedido a aquellos que entendemos que pueden hacer algo, como es el caso de la Fundación César Manrique, que empiecen a mover el trasero, porque no podemos permanecer impasibles aquellos que amamos esta tierra mientras unos pocos se están cargando el trabajo de muchos. No podemos estar cruzados de brazos mientras un padre con un enfermo psíquico abandona impotente el salón de plenos de nuestro Cabildo porque los culpables de la “mamandurria” dicen que no hay dinero para atender a estos niños; no podemos estar quietos cuando somos conscientes de que al frente de la institución está una persona a la que lo único que le preocupa es el lucimiento personal y el mantenimiento del puesto a costa de lo que sea, una persona que da el visto bueno a compras millonarias a una empresa de su familia o que contrata a una “colega” que conoció en el Parlamento por más de 5.000 euros al mes; no deberíamos callarnos cuando gente como Joaquín Caraballo sale a dar ruedas de prensa para anunciar que como no hay dinero en Servicios Sociales se tienen que cerrar centros para menores y se tienen que bloquear proyectos como el centro de enfermos psíquicos de Tahíche...
Son ya demasiadas cosas como para no hacer nada. Por nuestra parte creemos que no podemos hacer más. Denunciar y denunciar, desgañitarnos y enfadarnos en no pocas ocasiones. Ahora entendemos que son otros los que deben dar los siguientes pasos para frenar esto. Estamos a tiempo, aunque el tiempo no espera eternamente.