martes. 06.05.2025

Por su interés, y por las peticiones de algunos lectores de este diario, reproducimos el discurso de la mañana que ha realizado Agustín Acosta con motivo de los tres años que se cumplen ahora de su nueva andadura profesional.

Han pasado tres años, y parece que fue ayer. Aquí sigo, aquí seguimos, vivos de milagro. El milagro que me impidió en su día cometer un error del que me habría arrepentido en el Más Allá, un día como hoy, 19 de diciembre, pero del año 2005.

Alguien que estuvo a mi lado en aquellos difíciles días y que sigue estando a mi lado en estos momentos me reprochó ayer que me acordara de la fecha. ¿Cómo no me voy a acordar? La llevo grabada a fuego en el alma. No quiero extenderme demasiado en el asunto, ni siquiera voy a recrearme en lo que supuso quizás el más terrible golpe que me ha dado la vida. Ni siquiera voy a hablar de la crueldad de aquellos que no sólo quisieron enterrarme en vida sino que no han descansado en estos tres años, no han parado de perseguirme a mí y a los míos.

Y digo los míos porque por suerte he tenido mucha gente a mi lado en estos tres años, gente que me ha ofrecido su cariño de forma desinteresada, gente que me ha ayudado en lo humano y en lo económico, que ha estado a mi vera sin pedirme nada a cambio. Gracias a todos ellos, a los que estoy infinitamente agradecido aunque mi forma de ser me impida decírselo como entiendo que debería hacer, he podido salir adelante. Gracias a todos ellos sigo levantándome con ilusión cada mañana, sigo viniendo a esta radio, la radio en la que empezó todo, con el deseo de ser el primero en contar las noticias de mi tierra, de mi patria chica.

Tal día como hoy se perpetró un acto cuyos autores no creo que sientan orgullo en estos momentos. No creo que estén satisfechos de lo que hicieron. O tal vez sí. Los senderos del alma humana son tremendamente retorcidos, especialmente en algunos seres.

Pero hoy, tres años después, me quedo con lo bueno, con lo que he conseguido, con lo que hemos conseguido. En este tiempo hemos consolidado un proyecto de comunicación sólido, con un respaldo social evidente y con suficientes mimbres para hacer un cesto de futuro. Es verdad que la crisis económica que afecta a casi todos nos ha golpeado con especial crudeza, tal vez por la obsesión que siempre he tenido de contar con medios potentes y competitivos, para lo que es necesario contar a su vez con mucho personal. Como empresario siempre he apostado por la creación de empleo, que es la única forma de crear lo que los más pomposos llaman sociedad del bienestar. Y ha habido que prescindir de personas, claro que sí, gente que también ha puesto su granito de arena para el desarrollo de esto que hace tres años me parecía imposible. Para ellos también mi gratitud.

Estoy realmente satisfecho con el trabajo que hemos realizado. Estoy más que orgulloso del grupo de personas que estamos detrás de la idea, de un proyecto que nació de la nada y que aspiró al todo. Todos juntos hemos hecho posible el milagro.

No puedo olvidarme de los compañeros de profesión de ésta y de otras islas. Cómo no acordarme en un día como hoy del trato que me dispensó Mario Alberto Perdomo, de la entrevista que me hizo en la desaparecida Localia. Se lo agradecí entonces y se lo agradezco ahora. Y le cito a él como podría citar a muchos otros, aunque la lista es tan larga que prefiero reducirla al conjunto de una profesión que amo casi por encima de cualquier cosa.

Siempre he creído que las empresas las sacan adelante las personas; nunca las máquinas, jamás la tecnología más avanzada, pocas veces las ideas, sobre todo cuando son malas. Mucho más si hablamos de empresas de comunicación. Es en las radios, en las televisiones y en los periódicos donde el factor humano se hace indispensable. La diferencia entre un producto bueno y uno malo la marca la calidad de los profesionales.

Aquí, hace tres años, a pesar de las pocas garantías de éxito que había, se juntó un equipo de grandísimos periodistas que remó a mis órdenes con ilusión y con ganas. No exagero. Los conozco bien. Es mucho decir en una profesión en la que el intrusismo y la papanatería están terminando con los principios que la forjaron, allá cuando el periodista era un miembro respetado de la sociedad. No hace falta que demuestren nada a nadie, porque sus trayectorias les avalan.

Empezamos de cero hace tres años con la idea de llevar periodismo local del bueno allí donde haya gente dispuesta a apreciarlo. Canarias en general y Lanzarote en particular cuentan con una sociedad ávida de información, que se implica de una forma poco común en todos los temas que conforman la actualidad, que vive muy de cerca la política... Por eso es una sociedad que acude a los medios de comunicación cuando estos ofrecen aquello que buscan. A eso nos hemos dedicado este tiempo. De ahí que ahora tengamos el periódico digital más leído de Lanzarote, una emisora de radio que es escuchada por mucha más gente de la que el señor Espino se cree y una televisión con licencia de TDT que en poco tiempo comenzará a dar la imagen que entiendo que consolidará nuevamente el grupo para unos cuantos años.

Como batallo con ellos prácticamente a diario, no quiero terminar este breve sermón mañanero y un tanto nostálgico sin hablar de los políticos. En la política también hay personas. Hay hasta “seres humanos”, no se crean. Si bien es cierto que he recibido no pocas puñaladas traperas de algunos incluso que se hacían pasar por amigos, también es verdad que me he tropezado en la política con muy buena gente, “seres humanos” que se solidarizaron con mi situación y que me han estado ayudando. No se lo digo frecuentemente porque soy más de echar pleitos a los políticos que alabanzas, aunque ellos saben que también tienen un hueco en mi corazón.

Y por último me dejo a lo más importante, a mi familia, la que sigue estando a mi lado y me mima como si fuera un crío de cuatro años, y también a mis oyentes, que son la otra parte de mi familia, a esos oyentes que jamás perdí, me los arrebataron, a esa gente como usted que ahora está escuchando la radio y que se molesta en conectar cada día esta sintonía para enterarse de lo que pasa en Lanzarote y en el mundo a través de mi programa.

A todos, muchas gracias, de corazón.

Discurso de Agustín Acosta por los tres años de su nuevo proyecto de comunicación
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