Desde que murió nuestro maestro Agustín Acosta (ha pasado más de un mes y en el camino nos hemos tropezado con cosas tan lamentables como el cobarde artículo del diputado nacional Miguel González pidiendo que no le nombren Hijo Predilecto de Lanzarote) las cosas han cambiado notablemente. Sobre todo en el Cabildo insular, donde parece haber entrado una sospechosa ola de sensatez que está llevando a su presidenta, Manuela Armas, a hacer en pocos días lo que ha sido incapaz de hacer en dos años. Primero saliendo a hablar del tema de los hoteles ilegales, proponiendo fórmulas de entendimiento que jamás quiso buscar, olvidándose de que Domingo Berriel es un “prevaricador intelectual” y garantizando que eso de la Ley de Medidas Urgentes no está tan mal; luego saliendo en un programa nacional de radio patrocinado por los Centros Turísticos -de momento seguimos sin saber cuánto costó- hablando de lo maravillosa que es la isla que durante su mandato ha estado poniendo a parir garantizando que es la isla más “insostenible” del Archipiélago; después descubrió de golpe y porrazo que había problemas tremendos en Inalsa que había que solucionar sí o sí; luego ha venido la solución al problema de los enfermos psíquicos y la generosa atención mostrada a Martín Alonso (en el camino se expulsó de una rueda de prensa al presidente de la asociación Tinguanfaya), a quien le ha prometido el oro y el moro, incluso dejando mal y corrigiendo a su compañero Joaquín Caraballo... ¿Qué va a venir después? Pues las elecciones europeas. Decimos lo de las elecciones europeas porque nos hemos convertido en unos escépticos de tres pares de narices, básicamente porque nos cuesta mucho confiar en los políticos que hoy en día nos sirven en las instituciones de Lanzarote, especialmente en los del Cabildo.
Pensando bien, abandonando nuestro crítico escepticismo, podríamos pensar que de pronto la presidenta ha encontrado la senda de la sensatez, de la cordura. Es decir, que se ha dado cuenta de que lleva dos años de disparate en disparate, dilapidando toneladas de dinero público y vendiendo humo a una población que está hasta el gorro de sus representantes públicos. Confiamos en que sea eso, y que no forme parte todo de otra estrategia más de la fábrica de humo del Cabildo con fines a que el PSOE obtenga un buen resultado en Lanzarote en las elecciones europeas.
En fin, lo único bueno que ha salido de todo esto, del evidente distanciamiento entre la presidenta del Cabildo y el que hasta hace no demasiado era su jefe "espiritual" y político, es que va a llegar incluso la sensatez a la prensa, ya que se ha producido la notable incorporación de alguien tan válido y tan capaz como es Miguel Ángel Ferrer, con quien tuvimos la suerte de trabajar cuando el presidente del Cabildo era otro socialista, uno de verdad, Enrique Pérez Parrilla. Como se imaginarán, después de lo dicho, no tenemos otra que desearle suerte a Miguel Ángel, desear que se termine con esta era oscura y tenebrosa de maltrato a algunos medios de comunicación.