Médico cirujano de profesión, Ricardo Cortés no ejerce sólo en Lanzarote. Desde hace dos años dirige y atiende un hospital en Ebomé, una región de Camerún con más de 130.000 habitantes. El centro sanitario que surgió por iniciativa de este catalán afincado en la Isla y un equipo de colaboradores con quienes constituye la ONG Lanzarote Help. El hospital camerunés funciona y sólo el año pasado se atendieron en sus instalaciones más de 4.000 personas. Pero la necesidad de la zona hace que estas cifras se queden cortas. Hoy, Ricardo Cortes lanza un mensaje a la opinión pública al objeto de poder recaudar fondos para financiar el proyecto. Un ambicioso plan que tiene como fin facilitar la cobertura médica de los más desfavorecidos en su país de origen.
-¿Cómo y con qué fin nació la ONG en la que participa?-La idea de crear Lanzarote Help surgió tras participar en la operación de una niña sin recursos en Gran Canaria en el año 1997. A partir de ahí comenzamos a trabajar con un grupo de colaboradores en la puesta en marcha de un proyecto que se llamaría Lanzarote Hepl. Nuestra idea era dar cobertura sanitaria a personas sin recursos económicos. Mandamos un contenedor con ayuda humanitaria a Cuba, luego yo me traslado regularmente a Marruecos donde trabajaba en un hospital. En 2004 decidimos que era interesante fundar un hospital en África y después de buscar el lugar idóneo, consideramos que Kribi en Camerún era el sirio adecuado. Ante todo por las necesidades sanitarias que tenía la población. Además yo había trabajado en el país y nos pareció la mejor opción. Remodelamos unas viejas instalaciones y comenzó a funcionar el hospital.
- Un centro que atiende a más de 4.000 personas en su primer año de funcionamiento. -Efectivamente, el hospital ha tenido una gran acogida entre los residentes. No obstante, y ante la gran demanda, hemos establecido unas prioridades que consisten en atender en primer lugar a niños, ancianos, pacientes con SIDA y aquellos que necesiten intervenciones quirúrgicas de urgencia. Estos sectores son precisamente aquellos menos considerados en el país bien por la alta natalidad, por el miedo al contagio o bien porque los enfermos terminales, como los afectados por el SIDA son rechazados socialmente.
- ¿En este primer año de gestión ha habido algún altibajo en el funcionamiento del hospital?- El principal escollo que se nos presenta es la falta de profesionales que trabajen de forma permanente en la zona. Hasta ahora el único cirujano soy yo, y conmigo trabaja un grupo de enfermeros que colaboran en las intervenciones y en las atenciones diarias. Así, yo paso periodos de un mes y medio en Lanzarote y otro mes y medio estoy en África ejerciendo como cirujano general. Por tanto, realizo intervenciones ginecológicas, digestivas, operaciones y consultas. Y mientras estoy allí todo funciona muy bien pero en el momento que regreso a Lanzarote deja de ser un hospital y se convierte en un centro dispensario atendido por dos enfermeras españolas y el número de pacientes tratados baja considerablemente. De todos modos me gustaría señalar que en un año se han atendido en consulta 4.800 pacientes y hemos operado a casi 500 personas. Esto desvela que el hospital de Ebomé requiere de una atención permanente pero que muchas veces es difícil de conseguir, bien por falta de personal o de recursos económicos.
- Supongo que en esta entrega hay una parte de su vida personal a la que ha tenido que renunciar para dedicarse a los demás ¿le ha costado afrontar ese reto?- No hace muchos años que no tengo vacaciones y ya casi no lo echo de menos. Es cierto que de alguna manera estos viajes trastocan mi vida personal y profesional, porque tengo que organizar consultas y visitas de tal manera que me permitan regresar a Ebomé y trabajar de una manera muy intensa y cuando llegó a África ocurre algo parecido. Directamente afecta a mi estilo de vida, pero no me pesa porque estoy acostumbrado. Yo tampoco ganó económicamente nada con esto, porque no percibo ningún salario en el hospital, pero tengo la satisfacción de contribuir a dar cobertura médica a los más necesitados.
- ¿Usted mismo costea sus traslados o cuenta con ayuda económica para el mantenimiento?-Ya no se trata sólo mis traslados a África sino también de las necesidades básicas que tenemos que cubrir en el centro. De hecho, uno de los motivos por los que hemos querido difundir el contenido del proyecto y lanzar este mensaje a la opinión pública es ver si a través de fondos públicos o privados se puede potenciar un poco esta iniciativa.Además como la organización se llama Lanzarote Help el nombre de la isla está asociado a salud y a bienestar y en de alguna manera es una promoción positiva que se hace de la Isla. Vendemos la imagen y por eso creo que valdría la pena fomentar el proyecto. Personalmente estoy convencido de que es preciso ayudar a estas personas en su país de origen y de alguna manera también se evita el continuo flujo en la llegada de inmigrantes desesperados en busca de un nuevo horizonte. Por eso hay que invertir allí en las necesidades básicas.
-¿Ha tenido contacto en la Isla con alguna organización privada o pública a fin de que éstas colaboren en la financiación del hospital?
- No. El Cabildo ha realizado modestias aportaciones pero este año nos han dicho que las subvenciones dirigidas a cooperación no han salido todavía. Por lo demás Lanzarote Help se nutre de la colaboración de ciudadanos extranjeros residentes en la Isla o de las donaciones de material que nos brindan centros sanitarios como Hospiten, la Clínica del Perpetuo socorro de Las Palmas o el Centro Noruego Casa Hedi. No tenemos otro punto de referencia, es posible que intentemos ponernos en contacto con algún grupo empresarial pero hasta ahora la única ayuda recibida es la que he mencionado.
-¿Cómo puede colaborar el ciudadano en esta causa?- El hospital de Ebomé se creó con la idea de que pueda mantenerse en el tiempo. En el centro el paciente paga muy poco, porque se ofrece un servicio de consulta, ecografía, radiografía y medicamentos durante siete días por un precio de nueve euros. Y todo ese dinero que ganamos por cada consulta sirve para lograr una autofinanciación del centro. Pero lamentablemente solo llegamos a cubrir los gastos de personal y el resto se financia gracias a la colaboración de personas desinteresadas. No obstante, contamos con una cuenta corriente en la que se pueden realizar aportaciones:La Caixa 2100-4193-61-2200075794.