viernes. 02.05.2025

De saturaciones, macrohoteles y populismo

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE contradice totalmente el discurso de sus compañeros en Lanzarote, donde María Dolores Corujo ha llegado a plantear que se declare a la Isla como zona saturada. Mientras, está a punto de concluir la obra del macrohotel de Playa Blanca y el empresario Eduardo Spínola podrá construir su macrourbanización en Mácher
Imagen reciente del macrohotel que se está construyendo en primera línea del mar en Playa Blanca.
Imagen reciente del macrohotel que se está construyendo en primera línea del mar en Playa Blanca.

El presidente del Gobierno autónomo y secretario general del Partido Socialista (PSOE) en Canarias, Ángel Víctor Torres, ha echado por tierra la estrategia que estaban llevando sus compañeros en Lanzarote al afirmar con rotundidad que le parece tremendamente “populista” cualquier propuesta que se haga en estos momentos vinculada con poner freno o reducir el número de turistas que nos visitan. El máximo responsable del Ejecutivo autonómico hizo estas manifestaciones este miércoles en una emisora de Fuerteventura, donde era consciente de que la situación turística no es la misma que la de la isla vecina, pero donde pasó por alto que este tipo de afirmaciones, mucho más hoy en día con la tecnología de la que disponemos, se escuchan y se leen al momento en todo el mundo. Así, su aseveración no ha podido sentar nada bien a la gente que le dijo a la presidenta del Cabildo lanzaroteño, la también socialista María Dolores Corujo, que era una buena idea plantear la posibilidad de declarar a la isla de los volcanes como zona saturada turísticamente para tratar de controlar el número de visitantes que a su modo de ver están provocando todo tipo de problemas, saturando servicios como la sanidad, el transporte o los accesos a lugares emblemáticos como el Parque Nacional de Timanfaya.

María Dolores Corujo con su compañero y jefe de filas Ángel Víctor Torres.
María Dolores Corujo con su compañero y jefe de filas Ángel Víctor Torres.

En la estrategia de Corujo y de sus asesores, como han denunciado algunos partidos de la oposición del Cabildo, probablemente había otro objetivo distinto al del control de la planta alojativa, el de tratar de recuperar al sector medioambientalista proponiendo una vez más cosas como la reducción del número de camas turísticas o incluso el aumento de los precios para convertir a Lanzarote en un territorio más exclusivo. Un sector medioambientalista o ecologista que los socialistas creen haber perdido después de la destitución de la ya ex consejera de Medio Ambiente Elena Solís, que entró en el pacto de gobierno por la cuota de Podemos y que salió de su puesto casi volando por la ventana y siendo enormemente crítica con lo que se había encontrado dentro del Cabildo.

El caso es que esa estrategia fue comprada también de forma inmediata por el vicepresidente del Ejecutivo regional y consejero de Economía y Hacienda, Román Rodríguez, quien llegó a afirmar recientemente en una visita a la Isla que él vislumbraba un Lanzarote en el que los turistas no pudieran venir cuando quisieran sino cuando pudieran. Otra enorme contradicción para defender el turismo de calidad, puesto que el no poder venir significaría que la Isla está llena y saturada, con un cien por cien de ocupación, o que es un territorio con unos precios tan prohibitivos que no estaría al alcance de cualquier bolsillo. Rara idea para formaciones que presumen de ser de izquierdas y progresistas, que pretenden y lo pregonan a los cuatro vientos que sólo puedan venir a ver esta Reserva de la Biosfera feligreses con un elevado poder adquisitivo, gente con mucho dinero.  

Pero la guinda a este pastel de contradicciones de última hora para abordar una estrategia turística común que no se ha abordado en los últimos cuatro años, sobre todo teniendo en cuenta que con la pandemia del coronavirus hubo un cierre total del sector y de sus establecimientos alojativos, la ha puesto Torres con sus declaraciones en Radio Sintonía, en Fuerteventura. “Estamos a semanas de unas elecciones y el populismo parece que lo hace todo. Soy bastante crítico y cuando alguien me dice que hay que medir y hay que frenar la llegada de turistas yo digo, ¿y cuando no teníamos los turistas no estábamos clamando por la llegada de turistas que nos quedamos sin turismo, cómo sobreviviría la isla de Fuerteventura y de Lanzarote con un éxodo de turistas? Con el fin del turismo estas islas se vaciarían y eso no se cambia de un día para otro, no hay nadie que tenga una barita mágica. Hay que hacerlo con cabeza, con criterio. Por tanto, espero que la próxima legislatura, porque no ha sido una labor que se ha podido asumir en ésta, los grupos políticos sienten las bases con responsabilidad. Por eso hay que empezarlo desde el principio de la legislatura el debate sobre la situación demográfica de Canarias”, expuso acabando así con lo que considera un debate estéril y populista en estos momentos.

Hoteles, plan parcial de Spínola y Plan Insular

Y en eso sin duda ha tenido razón el socialista Ángel Víctor Torres. A menos ya de dos meses de las próximas elecciones locales y autonómicas no toca hablar del modelo de nada. Eso se hace al principio de los distintos mandatos. A última hora en el propio Parlamento grupos como Nueva Canarias (NC) se han puesto a largar cosas sobre el decrecimiento poblacional, sobre las leyes de residencia, han hablado de ecotasas y de otras medidas que no han adoptado estando en el Gobierno pero que ahora de repente les parecen cruciales para el futuro de esta tierra.

hotel playa blanca

Algo parecido ha sucedido en Lanzarote, donde curiosamente mientras el PSOE de María Dolores Corujo y compañía se llenaba la boca hablando de desarrollo sostenible y de reducción del número de camas, se producían varios acontecimientos que echaban también por tierra cualquier credibilidad al respecto: el primero de ellos, el desarrollo y la ejecución del mayor macroproyecto hotelero que se ha hecho probablemente en la historia de Lanzarote, el hotel de la empresa Yudaya que se está levantando y que se inaugurará en breve a escasos metros de la marea de la localidad de Playa Blanca. Ese hotel, cuya licencia se la dio precisamente el socialista Carlos Espino cuando era consejero de Medio Ambiente del Cabildo, actualmente bajo las órdenes de Corujo como jefe de Gabinete de la Presidencia, supone desde luego todo lo contrario al objetivo que se persigue de reducir el número de turistas y de personas que vengan de visita o vengan a trabajar a Lanzarote. Espino dijo en su día que le daba la licencia porque los propietarios estuvieron dispuestos a reducir el número de camas a las que tenían derecho con el planeamiento en vigor. Lo cierto es que el monstruo de los conocidos empresarios Hermanos Domínguez va a sumar otras 1.440 plazas a lo que ya tenía la Isla. En 2006 Espino y los empresarios firmaron un convenio que en teoría limitaba el número a 862, pero ahora se ha sumado la edificación de otra parcela, a lo que se tienen que añadir los usos comerciales que se le dieron al cambiar la calificación.

Otro asunto que ha llamado poderosamente la atención y que en poco o en nada cuadra con esta estrategia teórica del PSOE de reducir el número de camas ha sido la sorprendente aprobación a última hora en Tías de un Plan Parcial que va a permitir al empresario Eduardo Spínola construir nada menos que 240 chalets en una de las laderas que parte del pueblo de Mácher hasta el mar. Será una macrourbanización de lujo que no va a pasar precisamente desapercibida y que ya está teniendo contestación por parte de algunos grupos ecologistas. En Tías, como es sabido, gobierna el PSOE en pacto con Podemos, con un alcalde como José Juan Cruz Saavedra que además es el secretario de Organización del partido en la Isla. No es sospechoso por tanto de no conocer la estrategia diseñada desde el Cabildo de hablar de “saturación turística”. Pero además coincide en el tiempo un hecho curiosísimo, que el PSOE de Corujo y compañía arremetiera con dureza contra este empresario, al que llegaron a acusar en nota de prensa oficial de financiar a Coalición Canaria (CC). Unos días después, tras una nota en la que se respondía a los nacionalistas sobre una pregunta vinculada al caso Mediador, sigue sin saberse si Spínola denunció o no a los socialistas por usar su nombre en algo aparentemente tan turbio. 

Y el tercero de los asuntos, tal vez el más importante, otros cuatro años después de que el PSOE gobierne en el Cabildo, bien en pacto con CC, con el Partido Popular (PP) o con Podemos, se ha vuelto a meter en una gaveta el Plan Insular que se supone que había terminado el equipo que dirige el urbanista José María Ezquiaga. ¿Con qué pretexto? Con ninguno, con el mismo que se utilizó para tumbar el Plan General de Arrecife también ya terminado. Millones de euros gastados en todos los planeamientos para que el nuevo Gobierno que salga de las urnas, en teoría, tenga que empezar de cero gastando otros cuantos cientos de miles de euros de los contribuyentes. De haber tenido Plan Insular, como mínimo se habría tenido claro el arranque de las medidas que se pueden adoptar para decrecer, se habría tenido un criterio que aplicar al territorio sobre el que se pretenden articular medidas de contención. De esta manera, todo se basa en el Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) de 1991, totalmente obsoleto y desfasado pero que sin embargo sirvió para que la actual presidenta del Cabildo y secretaria general de los socialistas lanzaroteños dijera aquello de que no puede haber turismo de cruceros en el nuevo muelle comercial de Playa Blanca.

De saturaciones, macrohoteles y populismo
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