1.- Las crisis en Coalición Canaria no se reducen tan sólo a si Miguel Zerolo va o no a ser su candidato, en las elecciones del año que viene, a la alcaldía de Santa Cruz. Miguel Zerolo ya tiene un récord histórico: estará 16 años en el cargo. Pero, al margen de eso, hay movida en el Cabildo tinerfeño. Resulta que Ricardo Melchior, que quiere seguir otros cuatro años en el cargo, ha designado ya delfín: Carlos Alonso, actual superconsejero del organismo insular, que despierta filias y fobias y genera luces y sombras, a decir de algunos dirigentes de Coalición. Resulta que Alonso ha desplazado, nadie sabe bien por qué, al verdadero cerebro de la corporación, al hombre que está llamado, si quiere seguir en política, a ocupar puestos importantes de la administración canaria. No nació aquí, pero lo hemos adoptado. Es un peninsular, nunca un godo. Me refiero a Víctor Pérez Borrego, ingeniero de Montes y con responsabilidades diversas en la corporación insular. A Víctor Pérez se le ha apartado un tanto de la gestión. ¿Por qué?
2.- En el Cabildo pasan cosas. Por ejemplo, ¿por qué Antonio Alarcó y otros miembros del PP están tan empeñados en que su compañera de partido Tita Díaz, consejera de Carreteras, dimita, o pida la baja? De acuerdo que Tita ha sufrido, y felizmente superado, una grave enfermedad, pero está recuperada. ¿Por qué Alarcó le hace el juego a Ricardo Melchior y no apoya a su consejera y amiga? ¿Tan lejos llega el poder de convicción de Ricardo Melchior? No es oro todo lo que reluce en esa corporación, en la que se han producido tensiones que yo ni nadie deseamos, por supuesto. Alarcó ha cambiado: de ser un guerrero se ha convertido en un diplomático. Y antes de unos comicios trascendentales como los de 2011 no se puede ser un diplomático.
3.- Seguramente Melchior, muy fiel a su costumbre de quitarle hierro a las cosas, va a desmentir, o al menos a restarle importancia, a todo lo que digo. La tiene. El Cabildo es un organismo que funciona como un reloj, entre otros gracias al propio Melchior, que es un excelente presidente. Pero los poderes omnímodos traen decisiones erróneas. Ni Carlos Alonso es un buen delfín, ni hay derecho a lo que le han hecho a Víctor Pérez Borrego, ni Tita Díaz debe marcharse. No la presionen más. No la acosen.
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