Por Andrés Chaves
1.- Todo el mundo sabe que el político de Las Palmas Juan Fernando López Aguilar (en adelante, J.F.L.A.) va como una moto. Pero no hasta el punto de lo que les voy a contar. Un conocido periodista de Tenerife ve cómo se desmaya un señor, creo que a la puerta del Parlamento de Canarias (aunque pudo ser en otro lugar). Nadie advierte el percance, sino este compañero, que pide auxilio a la gente de alrededor y auxilia él mismo al desmayado. Vuelve en sí el hombre lentamente y J.F.L.A., que pululaba por los alrededores, se acerca a ver qué pasa y se interesa por la identidad del hombre. "¿Es un cámara de televisión?", pregunta a este compañero insistentemente. "¿Es alguien conocido?", repite con vehemencia Juan Fernando. Nadie le responde, sino que la gente atiende al enfermo, lo abanica, le levanta los pies y le reanima. El político insiste e insiste, hasta que una persona de las presentes reconoce al periodista: "Pero por qué pregunta este señor tanto si el que se ha desmayado es policía nacional y uno de los escoltas de J. F. L.A.; incluso le hemos traído aquí en el coche. ¡Es mi compañero, coño!". En su delirio permanente, J.F.L.A. no conocía ni a su propio cuidador. Claro, posiblemente porque tiene unos once a su servicio que pagamos todos nosotros, usted, desocupado lector, incluido. Ahora lo que es preciso estudiar es el porqué se desmayó el escolta. Posiblemente a causa de escuchar durante un par de horas seguidas las diatribas incoherentes de J.F.L.A. en el coche. O vaya usted a saber.
2.- No crean que Soria se libra de estas anécdotas. Él mismo contó el otro día que durante un mitin del entonces ministro Michavila en Las Palmas, la gente les abrazaba y ellos -Michavila y Soria- correspondían a la gente que les hacía pasillo. En esto que Soria abraza con efusión a un individuo fornido, con corbata, y le dice, con énfasis, "gracias, muchas gracias por venir". El hombre lo mira con sorna y le responde, muy bajito, para que los de alrededor no lo escucharan: "Perdone, don José Manuel, yo soy el escolta del ministro y es la tercera vez que me abraza; vaya aflojando". En la euforia del mitin, en el fragor de los discursos, José Manuel Soria no se enteraba de a quién dirigía sus agradecimientos; y supongo que esto ocurrirá con mucha frecuencia en el periodo electoral.
3.- Hace unos días tuve ocasión de saludar a mi buen amigo el astrofísicoFrancisco Sánchez . Participamos en un programa de la Televisión Autonómica. Aunque se le dio poco tiempo en "El envite", Paco Sánchez dijo tres o cuatro cosas que a mí me emocionaron. Cuando le pregunté cuáles eran los confines del universo, que hasta dónde van a llegar los telescopios, él respondió con algo muy sencillo: "Tenemos que acostumbrarnos a convivir con el misterio". Con esa frase colmó mis expectativas de respuesta, suscribió su humildad como científico, abrió una puerta a la esperanza y también a los límites de la ciencia. Mis compañeros se fueron hasta Galileo para tratar de las discusiones y contradicciones entre la Iglesia -siempre la Iglesia- y la ciencia. Dijo el profesor que la batalla es mucho mayor ahora, quizá -apunto yo- porque entonces la guerra era una guerra de conceptos y ahora el conflicto está en las células humanas, en la capacidad para transformar al hombre, para clonarlo, para alterar su genética. La entrevista con Francisco Sánchez fue muy ilustrativa y demasiado breve. Tenían que haberla prorrogado, a causa de su contenido científico y humanístico. Hacía tiempo que no lo veía, se encuentra espléndido, rejuvenecido y dispuesto a seguir llegando más allá que cualquiera, a través de esos ojos cósmicos maravillosos con unas lentes enormes que no ofrecen imágenes inteligibles, sino vagas sombras, intensas luces y fórmulas matemáticas que sólo entienden los iniciados. Por cierto que el programa de la Autonómica a que me refiero, producido por los Informativos de la casa, me parece muy bueno, si logran que mi amigo Carmelo Rivero , que es un excelente profesional, no lo conduzca con la celeridad y el agobio de un programa de radio, sino como un espacio de televisión. Hubiéramos tenido más tiempo, por ejemplo, para escuchar al profesor Sánchez. A lo mejor esta semana les cuento algo de Nueva York, si finalmente puedo irme el martes o miércoles a la ciudad de los rascacielos más famosos del mundo. Tenía apuntado en un papel las veces que he estado en Nueva York. Creo que voy por medio centenar casi. A ver si resuelvo lo que tengo pendiente aquí y puedo estar cuatro días grabando un programa y entrevistando a Ana Gabriel . Por cierto que Roberto Ríos está en N.Y. con un proyecto muy interesante del que ya les hablaré. Mientras, también realiza un reportaje de la ciudad. Nueva York nunca pasa de moda.
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