martes. 06.05.2025

LOS OTROS ESPERANZAS AGUIRRES

La última operación contra el PP ha reabierto el debate sobre los cambios en la cúpula de una organización que se desangra. Sin embargo, nadie se atreve a expresar en público lo que se expresa en privado. Los más optimistas esperan que sean las circunstancias las que provoquen ese cambio. ¿Y en Lanzarote qué? Pasen y lean

La obligada salida de la política de Esperanza Aguirre ha abierto de nuevo un tímido debate dentro del Partido Popular (PP). Quien más quien menos apunta a una necesaria renovación de la cúpula dirigente de este partido, salpicada hasta la indecencia por casos de corrupción que son tremendamente graves. Así, cuando están seguros de que nadie de los que mandan les oye, muchos van soltando por las esquinas la necesidad de que sea Mariano Rajoy el que abandone también el barco. Otros, los más inteligentes, saben que no es el momento. Aunque Rajoy es claramente responsable por omisión de lo que ha sucedido en un partido que ha presidido en los últimos lustros, un anuncio de estas características podría beneficiar al futuro orgánico y electoral de la formación azul, pero perjudicaría y claramente a la situación de un Gobierno que todo el mundo sabe que está resolviendo bien aquello que la mayoría de los ciudadanos quieren que resuelvan, que no es otra cosa que lo económico, los garbanzos del puchero diario. Eso no quita, como sostienen muchos de los miembros del PP con los que ha hablado este diario, para que la buena marcha de la economía justifique el inmovilismo. Para que caigan las manzanas podridas es necesario que se le dé un buen meneo al árbol. Y alguna vez tendrá que llegar ese meneo.

Para desgracia de la imagen que tiene el partido fuera de Génova, todo el mundo sabe que en el PP no se va casi nadie de forma voluntaria. El único que lo hizo, y probablemente se arrepintió, fue José María Aznar. El hombre se autoimpuso cuando todavía no había probado la erótica del poder la limitación de mandatos. No le quedó más remedio que cumplir con la palabra dada, aunque luego se le fue un poco la cabeza y nombró a su sucesor a dedo, ese que luego no le ha hecho el caso que en teoría le debería haber hecho a quien le eligió para el entonces codiciado puesto. Hoy en día nos consta que no hay tortas precisamente para suceder a Rajoy.

En el caso de Canarias la cosa es bastante evidente. Si José Manuel Soria no mete la pata hasta el fondo con el ya conocido caso de los “Papeles de Panamá”, si su falta de memoria no le hubiera obligado a mentir, habríamos tenido Soria para rato. Pero no fue así. Como ahora lo ha hecho Aguirre, el todopoderoso presidente de los populares canarios tuvo que marcharse de un partido que controlaba a lo largo y ancho de una compleja Comunidad Autónoma, con un pequeño reducto como era Lanzarote donde de vez en cuando le tocaban las narices empeñándose en no dejar que su gente estuviera donde él quería, amén de otros asuntos que relataremos en otro momento.

El congreso insular del PP está a la vuelta de la esquina. Astrid Pérez va a repetir de nuevo como presidenta, y lo va a hacer porque los sorianos (ahora antonistas) fueron incapaces de organizar una estrategia para derrocar a la que sigue siendo una líder sólida. Nos cuentan que ahora lo están haciendo, que se han puesto a trabajar en el próximo congreso, y, sobre todo, se han puesto a trabajar para los acontecimientos que están a punto de producirse, entre otros la más que probable incorporación del PP al Gobierno de Canarias después del verano. Habrá que colocar un sinfín de cargos para los que hay unos cuantos lanzaroteños que han expresado ya su disponibilidad. Porque si el PP que dirige Asier Antona entra a gobernar en Canarias, la lista de posibilidades de un trabajo más o menos cómodo y bien remunerado es enorme. ¿A quiénes va a poner Antona a su lado, a la gente de Astrid Pérez o a los que él entiende que están más cerca de sus postulados? Sí, blanco y en botella, leche.

Astrid Pérez llegó a lo más alto del partido a finales de 2008. Lleva por tanto nueve años en el poder orgánico, y estará como poco otros cuatro, con lo que permanecerá como máxima responsable de la organización los mismos años que Felipe González estuvo al frente del Gobierno de esto que de momento se sigue llamando España. Pérez ganó en su día peleando contra el aparato del partido, haciendo posible lo imposible, que la gente de José Manuel Soria y su candidata, Yolanda Perdomo, palmaran un proceso que creyeron tener ganado de calle. Lo hizo porque curró ella y curraron los que tenía alrededor, porque tuvo apoyo de algún medio de comunicación con credibilidad y cierto grado de valentía (quien apoyaba a Pérez no apoyaba a Soria, y eso solía costar caro) y porque tuvo el respaldo del Comité Local de Tías. El favor de Tías estaba justificado por algo que muchos no recuerdan o ni siquiera saben, y es que el actual alcalde, Pancho Hernández, cobró venganza de aquella manera del sector soriano y de María Dolores Luzardo por no apoyar una moción de censura contra José Juan Cruz que le habría colocado en el sillón del que ahora disfruta con tanto regocijo y con mano de hierro mucho antes de lo que luego lo hizo. Es otra historia larga pero interesante que contaremos también otro día.

El caso es que son muchos los y las esperanzas aguirres que hay en el PP. La base, la militancia, el votante, está en otra onda. El peligro que tienen es que si no hay un golpe de efecto importante y la aparición en la cúpula de gente inmaculada (deben ser personas que no hayan tenido ni responsabilidades públicas ni orgánicas), la Ciudadanos de Albert Ribera se puede convertir en el verdadero referente del centro-derecha español. Hace unos meses parecía impensable. Las encuestas no lo han reflejado hasta el momento. Pero la actualidad es tan tozuda que muchos empiezan a temblar por la que se avecina. Reuniones y comentarios los hay por todas las esquinas en este sentido. Ahora bien, conociendo como actúa Rajoy, pensar en un cambio drástico de cara a los siguientes comicios es mucho pensar, máxime cuando la cúpula se renovó tan recientemente en un congreso nacional en el que nadie se atrevió a discutirle el puesto al líder. Dicho lo cual, sabemos que hay otros y otras esperanzas aguirres que irán apareciendo. Tiempo al tiempo.

El intento de conectar a Canal de Isabel II con Lanzarote

En estos instantes existen unos enormes deseos de no pocas formaciones políticas de que salte la liebre en forma de conexión directa entre la presunta mamandurria que ha habido en la empresa pública madrileña Canal de Isabel II y su filial Canal Gestión Lanzarote. De momento, los ansiosos responsables de partidos que están sobre todo en la oposición en el Cabildo (es probable que a lo mejor también alguno de los que gobierna) tendrán que esperar. Y es probable que tengan que esperar mucho, o eternamente, porque la verdad es que no existe ningún indicio de que lo que pasó en Lanzarote esté vinculado con un acto de corrupción más o menos similar o enganchado a lo de Madrid.

Independientemente de las dudas expuestas hasta la saciedad de cómo se desarrolló el proceso, incluso los que están en la oposición en el Cabildo y que quieren la cabeza de Pedro San Ginés en bandeja de plata saben que la única forma de sacar a Insular de Aguas de Lanzarote (INALSA) de la situación en la que se encontraba no era otra que la que finalmente se encontró. Una empresa intervenida judicialmente, con una administración tremendamente desleal de unos acreedores que en lugar de reducir su deuda la aumentaron exponencialmente, con una red absolutamente obsoleta y un funcionamiento que estaba cogido con pinzas eran razones más que suficientes para que se interviniera. Y se intervino.

Como explicó David de la Hoz en el reciente congreso insular de CC en una destacada intervención que sólo recogió este medio, la recuperación de la antigua Inalsa por parte del Cabildo a través de la concesión del servicio integral del agua a Canal Gestión ha sido un enorme acierto. ¿Queremos decir con esto que sabemos que no hay gente dentro de la empresa o en la política que se haya podido enriquecer con esa operación? Pues tampoco lo decimos, porque como el tiempo ha demostrado a muchos, en esta última ocasión a Esperanza Aguirre salvo que alguien demuestre que era perfecta conocedora de todos los chanchullos que se hacían a su alrededor, ya no se puede poner la mano en el fuego por nadie.

Sin embargo, y aunque es muy tentador estar un día sí y otro también insinuando cosas, no existe hasta el momento una sola razón para vincular lo que ha pasado en Madrid con lo sucedido en Lanzarote. Si aparece alguno de esos motivos, si nosotros los conocemos, saben que seremos los primeros en informar de ello. Mientras, habrá que confiar en el trabajo que están realizando los jueces, fiscales y agentes que trabajan en Madrid. Porque trabajo tienen para un buen rato. Y de paso pedir a los políticos ansiosos de conectar que controlen esas ansias.

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