Los irlandeses saben bastante lo que significa "el domingo sangriento". U2 lo inmortalizó en la letra de una fantástica canción. Aquí en Lanzarote, si no cambian las cosas, vamos a vivir "un lunes sangriento". Salvando las lógicas distancias, evidentemente, y trayendo el lunes a un terreno mucho más de andar por casa.
Ya llevamos advirtiendo desde hace tiempo de los vientos de cambio que se vislumbran en el incierto horizonte insular. Y no nos referimos ahora de lo que va a pasar en el PSOE, que pasará a pesar de que algunos no terminan de creerlo y se piensan que Jerónimo Saavedra y sus huestes no tienen memoria. Nos referimos a lo que tiene que pasar en el Cabildo insular, donde es obvio que tienen que empezar a rodar cabezas y tienen que empezar a aparecer informaciones que hasta el momento se han hurtado a la ciudadanía.
El actual grupo de gobierno llegó con la obligación moral de superar el infumable y terrible gobierno de Manuela Armas, ese en el que sus componentes se creían que el dinero brotaba de las parras de La Geria sin que existiera posibilidad alguna de que se terminara jamás. No lo tenían difícil. Hacer menos habría sido casi imposible. Hasta la fecha no lo han hecho mal en cuestiones básicas, especialmente en lo concerniente al intento de taponamiento del agujero tremendo que había en los Centros Turísticos y sobre todo en la asombrosa dejadez y desgana que había en todo lo concerniente a los conocidos como asuntos sociales. Sin embargo, han sido numerosas las cuestiones que desde medios como éste hemos tenido que reprochar al Gobierno de Pedro San Ginés. La más importante, su falta de valentía a la hora de tomar decisiones importantes, y, sobre todo, su falta de valentía a la hora de sacar a la luz una información que ellos mismos reclamaron cuando estuvieron en la oposición: gasto global del "todo a 30.000", gastos jurídicos generados por la moratoria, pagos a medios de comunicación...
Ahora no somos algunos medios, ahora también reclaman un cambio los integrantes del grupo de gobierno, empezando por el vicepresidente del PIL, Manuel Cabrera, que se despachó a gusto la semana pasada en Crónicas Radio y puso la primera piedra de toque de lo que tiene que suceder este lunes sangriento. De momento, los integrantes del pacto se van a reunir para abordar cuestiones básicas que en teoría tendrían que haber tratado al comienzo de su mandato, temas como la situación de la oficina de Patrimonio o la oficina del Plan Insular. En el primer caso, lo tienen bastante claro, van a abrir expedientes a quienes se sospecha que han estado actuando en contra de los intereses generales de la institución para favorecer a un partido político, el único que actualmente tiene representación en la oposición. El objetivo además es el jefe de esa oficina, con el que el PIL en especial ya ha tenido sus más y sus pocos menos a lo largo del actual mandato. El segundo caso, el de la oficina del PIOT es un poco más complejo. Sin embargo, hacer oídos sordos a la sentencia que condena a la Fundación César Manrique por sus extraños contactos con dos técnicos de este departamento no sería de recibo.
Pero no son los únicos temas que se tienen que tratar. Habrá más...