martes. 06.05.2025

El Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) es un partido que ha sido historia viva de la Isla desde hace décadas. Ha sufrido lo que no está en los escritos, todo como consecuencia de los múltiples avatares político-judiciales de su líder, Dimas Martín, y de una evidente persecución que tenía como objetivo apartarle de la política canaria. Siempre le consideraron un peligro. Pero para no ahondar en los casos que muchos ya conocen (el tema da para escribir una novela), nos centraremos en lo sucedido desde el Caso Unión al momento actual. Con la llegada del juez César Romero Pamparacuatro el PIL y su líder se convirtieron en el principal objetivo de los investigadores que en teoría luchaban para descubrir la corrupción que había anidado en Lanzarote durante años y que había hecho que muchos amasaran auténticas fortunas. En teoría porque parecieron mirar sólo en una dirección, y se olvidaron tal vez del mayor foco infeccioso que había y que sigue habiendo. El juez ordenó detener a Dimas y a un sinfín de cargos públicos, amén de muchos empresarios que trabajaban con ellos… Fue el principio del nuevo fin del PIL. Algunos medios de comunicación, con una sospechosa vinculación directa con fuentes del caso, llegaron a pedir nada más y nada menos que la ilegalización de la formación, saltándose principios elementales como la presunción de inocencia y dando por hecho que todos sus miembros, desde el primero hasta el último, estaban en ese partido para robar, formaban parte de un clan mafioso perfectamente organizado cuyo principal objetivo era delinquir, buscar el enriquecimiento ilícito de todos sus dirigentes, especialmente de la familia Martín. Luego llegó la moción de censura de Arrecife contra Enrique Pérez Parrilla y el PSOE de Manuel Fajardo Palarea y Carlos Espino en la que participaron lo que esos mismos medios se encargaron de tildar como “delincuentes confesos”, el pacto del Cabildo para llevar a la presidencia a Pedro San Ginés tras renuncia al cargo de Manuel Fajardo Feo y un estrepitoso fracaso electoral al que les condujo en gran medida esta situación y una nefasta campaña electoral.

Poco más de tres años han pasado de todo eso y los mismos dirigentes del PIL a los que les llamaron delincuentes y a los que persiguieron de forma lamentable han decidido olvidar. Acuden sin rubor a la llamada de esos medios que proponían su ilegalización (lo de los cambios de rumbo y bandazos editoriales de la prensa es tristemente conocido y todo el mundo sabe o sospecha por qué se producen) y comparten mesa y mantel, como describe fantásticamente el concejal de Haría José Pérez Dorta en un articulo publicado también en este diario, con los enemigos políticos a los que tanto despreciaron en aquellos instantes.

Es evidente que en el PIL, que está en pleno proceso de reestructuración y que busca incluso que vuelvan aquellos a los que utilizaron y luego despreciaron (Manolo Cabrera, Antonio Hernández, ¿Sergio Machín?...), han abandonado los escrúpulos que son necesarios para caminar con rectitud por la vida, todo para establecer alianzas comunicativas y políticas que en teoría les proporcionen el rédito electoral que creen que pueden obtener en 2015. Se trata de recuperar el terreno perdido, y para hacerlo, vale cualquier cosa: vale aparentar una estupenda relación con los medios que te quisieron ilegalizar y vale sentarse a tomar café con aquellos políticos que te quisieron hundir y que han hecho que tu líder, que se supone que algún hilo sigue moviendo, se haya pasado más tiempo dentro de la cárcel que fuera de ella a lo largo de su polémica carrera política.

Fabián Martín y Pepe Torres se han dejado ver este jueves en Haría. Han quedado para tomar un café en un lugar donde sabían que les iba a ver todo el mundo. Táctica más vista que el tebeo y tan vieja casi como el mismo mundo. Cuando dos políticos no quieren que les vean, nadie les ve. Pero es que el presidente del PIL, al que para otras muchas cosas cuesta localizar, no tuvo problema tampoco para reunirse con Sergio Machín cuando acabaron las dos jornadas del lamentable Debate sobre el Estado de la Isla. Es lógico pensar que la siguiente foto, la siguiente imagen, una vez que ya utilizaron sus palabras más famosas en la última nota de prensa que enviaron a los medios, será ver a Fabián Martín sentado con Carlos Espino y Manuel Fajardo Palarea en la cafetería Unión, en la Plazuela… Tiempo al tiempo.

No es extraño que gente como Gladys Acuña y su equipo del sur esté pensando en abandonar el PIL, como imaginamos que lo hará mucha gente de bien ante esta repentina pérdida de conciencia que se ha apoderado de sus dirigentes.

El PIL encargó una encuesta a la empresa Perfiles, cuyos datos no les han debido gustar demasiado puesto que no los han hecho públicos. Fabián Martín negó esta semana su existencia en Crónicas Radio-Cadena COPE, pero existe. Alguien les ha debido recomendar que para cambiar esa situación deben pasar por algún que otro aro, y en esas están.

Pero ojo, que el mal no sólo afecta al PIL, afecta por desgracia a otros partidos (el asunto no es tan sorprendente) y afecta sobre todo a determinada parte del empresariado local. Empresarios muy conocidos de la Isla a los que se ha masacrado también en determinados medios de comunicación han decidido igualmente pasar por el aro, y ahora son merecedores de un sospechoso y lamentable cariño que chirría las mentes de los que siguen un poco la tempestuosa actualidad isleña. El caso más claro es el de Juan Francisco Rosa, un empresario que ha pasado de ser el malo más malísimo de la peli local a convertirse en un santo varón. Ni su bodega Stratus es ya tan ilegal para algunos ni el Princesa Yaiza es un hotel tan feo y tan mal construido como se creía. No hay nada que no se arregle alrededor de una buena comida...

LOS ESCRÚPULOS DEL PIL Y DEL EMPRESARIADO LOCAL
Comentarios