Ya advertimos antes de que se celebraran las elecciones que el lunes siguiente al 20-N se iniciaría un movimiento tendente a buscar la desestabilización generalizada de la isla de Lanzarote y parte del extranjero. Dicho y hecho. Algunos han preferido actuar en caliente y no esperar a que la cosa se pudiera enfriar.
Y en esto también está metido (¡qué raro!) el secretario general de los socialistas, el ínclito Espino, al que nos cuentan que le acompañó a una curiosa reunión en una cafetería su peluquero de guardia, para entrevistarse con alguien del mundo del nacionalismo que tiene enormes ganas de que Coalición Canaria salte por los aires. Se imaginan de quiénes estamos hablando, ¿no? ¿Cuál es la estrategia que urden ahora?, nos preguntaban aquellos que nos han llamado para darnos cuenta de una reunión que se hizo en lugar céntrico para que todo el mundo fuera testigo de la misma. La estrategia está clara, la de siempre: enredar y enredar para que Lanzarote vuelva a ser la isla de la inestabilidad continua en la que no se puede hacer nada sin contar con los políticos que se quedan fuera de juego y alejados de la teta. Esos que se mueven fenomenal en el río revuelto. Tras la reunión, la pertinente llamada a la gente del Partido Popular para que estuvieran informados del encuentro.
En la estrategia también están inmersos algunos medios, sección enredadores. Aquellos que tienen como consigna preguntarle un día sí y otro también a Astrid Pérez y a Pedro San Ginés cuándo rompen el pacto del Cabildo. Mientras, unas pequeñas dosis de intoxicación por aquí y por allá, unos comentarios deslizados a tiempo para cabrear al personal y todo lo demás viene solo. De hecho, en parte funcionó durante la precampaña, porque en el Cabildo parecían estar más pendientes de cubrirse las espaldas ante posibles puñaladas que del trabajo diario.
Sinceramente, confiamos en la capacidad de la gente sensata de Coalición Canaria y Partido Popular para saber interpretar este tipo de maniobras. Ni a una formación ni a otra le conviene en estos momentos provocar cambios en la política local. Lo único que les conviene, que es lo que determinaron las urnas en las últimas elecciones locales, es trabajar juntos para intentar sacar a esta maltratada tierra adelante. Con esfuerzo, con entrega y con ideas. Les conviene además aislar a este tipo de enredadores, a los que un buen día supieron poner en su sitio. Otros fueron los que les ayudaron a salir de ahí, y a esos también conviene apartarlos.
Y mientras, según nos cuentan, el ataque a municipios como Teguise. Parece ser que alguien ha ido enseñando por distintos pueblos un modelo de moción de censura ya redactado y a falta de firma. Nos suena esta estrategia. Sin embargo, insistimos en lo que ya dijimos: incluso intentándolo, en Teguise pincharían en hueso.