Coincidiendo con el nacimiento de Crónicas de Lanzarote en su primera versión de papel se están produciendo numerosos acontecimientos. Algunos tienen que ver con la a nuestro juicio aburrida campaña electoral. ¿Por qué ha sido, está siendo y va a terminar siendo ésta la peor campaña que se recuerda? ¿Es sólo problema de dinero? En absoluto. El principal problema radica en el exceso de celo de los unos y los otros a la hora de tratar al rival. Salvo honrosas excepciones como la de Alternativa Ciudadana, los partidos que tienen claro que van a contar con representación en las instituciones (si no triunfa la estrategia de Miguel Ángel de León y tras el 22 de mayo no sale elegido un solo político) están midiendo mucho las críticas al adversario. Principalmente porque el adversario puede ser dentro de unos días el compañero de viaje para los próximos cuatro años. Vamos, que prima más el interés por saber con quién se puede gobernar y con quién no que el hacer daño. Desde un punto de vista del interés general de Lanzarote esto es hasta bueno, porque por una vez y esperemos que sirviendo de precedente se habla de programas y de proyectos. También de unidad para el futuro. Ahora bien, ¿qué tipo de unidad es la que va a haber tras las elecciones, quiénes tienen posibilidades reales de pacto y quiénes no, quiénes se quieren unir y con quién no se quieren los unos y los otros ni sentarse a tomar una taza de café? En principio, el PSOE lo tiene bastante feo para pactar con alguien, salvo que se desprenda del tremendo lastre que supone el “espinismo”. Y eso no va a ocurrir, al menos no a corto plazo. ¿Existe algún pacto preelectoral en el que no esté el PSOE? Les aseguramos que no, por la sencilla razón de que todo el mundo está pendiente de las cuentas, y en no pocos casos de los cuentos. ¿La unidad del nacionalismo será la gran triunfadora de las próximas elecciones? Probablemente, y ahí es donde radica la gran sorpresa de futuro. Queda poco para comprobarlo.
EL FINAL DE LA CAMPAÑA
15 de mayo de 2011, 16:52