jueves. 05.06.2025

Doña Manuela, o Mela, se pegó el pasado martes una cansina ronda televisiva que comenzó por la mañana y terminó por la noche. Imaginamos que la pobre acabaría agotada. Como habrán adivinado, no pasó por los estudios de nuestra televisión. Faltaría más. Por lo que nos han dicho, porque no tuvimos ni el deseo ni la oportunidad de ver a doña Manuela diciendo disparates, las entrevistas fueron patéticas. Y lo fueron porque doña Manuela dibujó una realidad muy distinta de la que padecemos todos los lanzaroteños, se inventó una sintonía con el PIL que evidentemente no ha existido a lo largo de todos los meses de gobierno (llegó a decir que en el PIL estaban de acuerdo con el reportaje de El País. ¡Manda huevos!, que diría Trillo, con lo que soltó por la boca María José Docal cuando habló en esta casa desde Moscú) y no contestó a una sola de las preguntas controvertidas que tienen que ver con asuntos tan importantes como el Plan de Viabilidad de Inalsa (en el que se incluye por supuesto su petición de que liberaran a cuenta de la empresa pública al secretario general de la UGT), la contratación a dedo de un sinfín de asesores por el módico precio de 30.000 euros por barba o la reciente despedida sin explicación alguna del director gerente de los Centros Turísticos. Doña Manuela, que parece vivir en una realidad paralela a la nuestra, en un mundo distinto, dijo al final de una de sus intervenciones, cuando se le pidió que hiciera un balance de su gestión, que estaba “muy satisfecha” con lo que se había hecho. Pero no se quedó ahí, aseguró que si se tuviera que quedar con dos cosas de las que ha hecho se quedaría con la democratización del Cabildo (¡manda huevos otra vez!) y con las medidas que ha tomado relacionadas con el crecimiento sostenible. Por lo que respecta a la “democratización”, simplemente habría que preguntarle a los grupos de la oposición para saber si es cierto que se han cambiado las formas de hacer política, recordar aquello que dijeron al principio de la legislatura de que los plenos se vaciaban de contenido por aplicar la Ley de Grandes Ciudades. También habría que preguntar a los medios, a los que se les ha privado de la posibilidad no sólo de conocer las opiniones de la máxima responsable de la Primera Corporación insular sino a los que se les prohíbe la entrada a las reuniones a las que ni siquiera se les convoca, como sucedió este mismo miércoles por la tarde en el encuentro con los enfermos de tiroides. Pero lo de la política de sostenibilidad tiene más coña: después de haber dicho públicamente que Lanzarote es la isla “más insostenible” del Archipiélago, ahora dice que está muy satisfecha con las políticas que se han aplicado. Y preguntamos nosotros, ¿a qué políticas se refiere? Porque que sepamos todavía no se han desclasificado las 25.000 camas que tanta prisa corría desclasificar, ni se ha sacado de la gaveta el Plan Territorial Especial que desarrolló el equipo que coordinaba Inés Rojas, ni se sabe nada del nuevo Plan Insular de Ordenación del Territorio. Bueno, de esto sí se sabe, sabemos que se ha contratado a dedo a un asesor jurídico (todavía no nos han dicho el nombre) para que explique a doña Manuela, o Mela, las cosas que no entiende, y se ha contratado también a dedo a un arquitecto para que haga de enlace o “puente” entre el grupo de gobierno y el equipo redactor del nuevo PIOT. Doña Manuela ha perdido el norte, el sur, el este y el oeste. Ya hemos dicho en infinidad de ocasiones que en lo personal no tenemos nada en su contra. Sí en lo político, y sí en las formas que está empleando como presidenta del Cabildo de todos los lanzaroteños. Y de esto tiene mucha culpa el asesoramiento que recibe en materia de comunicación. Al comienzo de su mandato alguien con muy pocas luces le recomendó que no estuviera todo el día saliendo en los medios como había hecho su antecesora, Inés Rojas. Se lo tomó tan a pecho, que prácticamente no salía nunca. Había incluso que rellenar una instancia para solicitar una entrevista con la doña, como si de una primera ministra se tratara. Fue la época en la que llegó a decir que no quería tener una alcachofa permanentemente a la puerta de su despacho, como si en lugar de Manuela Armas fuera Penélope Cruz o alguna otra estrella del firmamento cinematográfico. ¡Vaya lumbreras de los que se ha asesorado, vaya genios de la comunicación! No se da cuenta de que lo único que está haciendo es ganar en impopularidad. A la gente no le gusta que los políticos que cobran un sueldo tan generoso como el que cobra doña Manuela no den la cara. También tiene la culpa de esta historia, cómo no, el señor Carlos Espino, que es un maestro en el arte de cabrear a todo el mundo. Cualquier día de estos les contamos lo que doña Manuela decía de él antes de que se conformaran las listas que finalmente el PSOE presentó al Cabildo. Por cierto, y sin que tenga nada que ver con lo anterior, en el Ayuntamiento de Arrecife ya saben por qué se produjo la imputación de Enrique Pérez en un presunto delito que es tan estúpido como torticera es la denuncia. Les aseguramos que no están muy contentos, y que va a tener consecuencias. Estén atentos.

DOÑA MANUELA, DE RONDA TELEVISIVA
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