Muchos no van a creer lo que a continuación pasamos a relatar: Don Pepa ha muerto. Pues sí, estimados lectores, Don Pepa, tal vez por no poder aguantar la tremenda presión que tenía sobre el pecho después de las palizas recibidas, nos ha dejado, ha abandonado este valle de lágrimas. ¿Una pena? Pues sí, la verdad que es una pena, al menos para nosotros, porque era un personaje que daba mucho juego, alguien que siempre que abría la boca subía el pan. Ya nunca más escucharemos sus inteligentes propuestas, sus atinados pronósticos, ya nunca más tendremos cerca el bien seguro de su amistad sincera. Don Pepa nos deja, y lo hace por la puerta pequeña, sin hacer demasiado ruido. De hecho, no estamos seguros de que mucha gente quiera ir a su funeral. Dejó pocos amigos. Por orden expresa del médico, que nos ha prohibido emplear su nombre en vano o sin el vano, no volveremos a hacer mención al personaje. Se trata de no deshonrar su memoria, y nosotros, que somos muy obedientes, seguiremos el consejo, al menos de momento. Descanse en paz.
