viernes. 16.05.2025

Los profesionales que conforman este diario han sido en su mayoría muy críticos durante sus diferentes trayectorias profesionales a la hora de abordar las cuestiones vinculadas con la lucha contra la inmigración irregular. Lo fueron durante la etapa de gobierno del Partido Popular (PP) y lo están siendo ahora durante la etapa de gobierno del Partido Socialista (PSOE). Sin embargo, ni las tortas son iguales ni las circunstancias las mismas. Todo, porque Canarias lleva dos lustros soportando la constante y casi impune actuación de las mafias que controlan el vil negocio de transportar seres humanos del mundo de los más pobres al mundo de los más ricos, ricos en dinero, se entiende.

Haciendo justicia de hemeroteca, hay que recordar que fue durante los ocho años de gobierno de José María Aznar cuando el fenómeno de la inmigración irregular golpeó con más dureza al Archipiélago, especialmente a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. De Jaime Mayor Oreja a Ángel Acebes, pasando por el actual presidente de los populares, Mariano Rajoy, no hubo un solo ministro del Interior que encontrara la fórmula adecuada para frenar a las mafias. De hecho, las Islas fueron un auténtico coladero, por el que entraban y salían las pateras y los barcos nodriza como va Pedro por su casa. Hubo alguna que otra buena intención, como el reiterado intento de instalar el polémico Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) o el de intentar arreglar unas patrulleras que siempre estaban estropeadas. Al final, nada de nada, todo siguió igual, los inmigrantes siguieron llegando y lo único que funcionó bien fue el sistema de repatriación.

(Hablando de repatriación, hay que hacer un pequeño receso en este artículo editorial para anunciar que, según ha podido saber este diario de fuentes policiales, varios efectivos de la Unidad de Intervención Policial de Madrid se van a desplazar este martes a Canarias para realizar varios viajes a Mauritania que tienen como único objetivo repatriar a gran parte de los inmigrantes llegados en avalancha el pasado fin de semana).

Como única excusa para el PP está sin duda las malas relaciones que mantuvo siempre el Ejecutivo presidido por José María Aznar con el reino de Marruecos. De hecho, el país que dirige con mano firme Mohamed VI, lejos de ayudar en la lucha contra los mafiosos hizo una vista gorda vergonzosa, que entre otras cosas provocó que muchas de las personas que arriesgan su vida por encontrar un mundo mejor la perdieran finalmente en el mar. Pero no es excusa suficiente que Marruecos no hiciera nada para que Madrid tuviera -como tuvo- tan abandonadas a las Islas, insistimos que especialmente a Lanzarote y Fuerteventura.

Con la llegada del PSOE al poder la cosa cambió. Y cambió sobre todo porque Marruecos ya comenzó a actuar, prohibió que siguiera el negocio desde sus fronteras y obligó a las mafias a emigrar hacia el sur, hacia Mauritania. Esta circunstancia, permitió que Lanzarote y Fuerteventura comenzaran a respirar, y que el problema, cambiando las pateras por cayucos, se trasladara a Gran Canaria y Tenerife. Y fue entonces cuando la respuesta fue mucho más contundente, porque el zapato que empezó a doler era el de los habitantes de las islas capitalinas. El Gobierno central se involucró de lleno en el asunto y comenzaron a tomarse medidas, medidas que sin embargo hemos visto que no han sido suficientes, puesto que siguen llegando más y más inmigrantes, y se espera, con la llegada del buen tiempo, que la cosa vaya a peor.

De momento, sabemos que para intentar evitarlo el Gobierno ya se ha puesto a trabajar, y ha anunciado que va a reforzar la vigilancia aérea y marítima para controlar los flujos de inmigración que llegan a las costas canarias, y para ello ampliará los servicios de inteligencia, contratará un satélite y ha diseñado un “dispositivo naval” que se desplegará en la zona esta semana. Además, el Ejecutivo emprenderá una “ofensiva diplomática” en los países africanos de los que parten mayoritariamente esos inmigrantes.

Es imposible que en un diario local de Lanzarote que presume de ser serio se esté en contra de estas medidas. No obstante, también desde aquí se mira con cierto recelo el hecho de que se haga semejante despliegue precisamente ahora. ¿Qué habría pasado si esto mismo se hubiera hecho unos años atrás? Probablemente que los cementerios de Fuerteventura no estarían llenos de lápidas de personas sin nombre.

De todos modos, volviendo ahora a la torta que no hay que dar, el Gobierno socialista está haciendo algo distinto a lo que hizo en su momento el Gobierno popular. Sobre todo María Teresa Fernández de la Vega, que fue la que se reunió este lunes en Moncloa con carácter de urgencia con los ministros de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, para analizar la situación tras la avalancha de inmigrantes que han llegado a las costas canarias el pasado fin de semana. A la reunión en Moncloa asistieron también el secretario de Estado de Defensa, Francisco Pardo; el director del Centro Nacional de Inteligencia, Alberto Sainz; la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí; el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho; el embajador especial para Asuntos de Inmigración; Jesús Atienza, y el subsecretario de Asuntos Exteriores, Luis Calvo. Vamos, que está claro que es un asunto que preocupa, que preocupa al Gobierno de la nación.

Fernández de la Vega, a la que también tuvimos de turista el año pasado, dividió en cuatro grupos las medidas que se van a poner en marcha en colaboración con el Gobierno de Canarias: la repatriación de inmigrantes, la seguridad y el control, la mejora de las condiciones humanitarias y de acogida y la cooperación con los países emisores. Es fundamental que todas estas medidas salgan adelante, como es fundamental que la coordinación con el Ejecutivo que preside Adán Martín sea real, y que no vuelva a suceder lo que ya sucedió en el pasado, en la época en la que se anunciaba que se iban a hacer cosas que luego nunca se hacían.

Tortas en su justa medida
Comentarios