Veinte inmigrantes murieron tras partirse su lancha neumática, de la que fueron rescatados otros once (cuatro menores y siete adultos) por un buque mercante en alta mar, que los desembarcó en la madrugada de este miércoles en la capital grancanaria, según declararon los supervivientes. Esta es una de las noticias de la jornada de este jueves, una de las informaciones más comentada y difundida por la prensa del Archipiélago. Sin embargo, hoy en día se puede comprobar perfectamente el grado de interés que despiertan en la sociedad este tipo de noticias por la entrada directa que se producen en las ediciones digitales. Y es triste afirmarlo, pero prácticamente nadie se molesta en leer los textos que tienen que ver con inmigración irregular, aunque el titular sea tan impactante como el que acompaña a la información de la que también se hace eco este diario en su edición de hoy.
La situación de Canarias sigue siendo preocupante, aunque poco a poco vaya remitiendo el problema y se extienda la solidaridad. De hecho, hace unos días el Gobierno y las comunidades autónomas alcanzaron “un acuerdo de fondo” para el reparto de menores extranjeros no acompañados desde Canarias a la Península, resolviendo uno de los problemas más graves de los que se arrastran con el fenómeno de la inmigración. Se trata sin duda alguna de un acuerdo notable, no sobresaliente porque no está suscrito por todas las comunidades autónomas.
Parece que poco a poco se ha entendido en la Península que el problema de la inmigración irregular que afecta seriamente y con crudeza a Canarias, especialmente a las islas de la parte más occidental, no es una broma, ni mucho menos una cosa que pueda resolver una sola Comunidad Autónoma.
De hecho, que haya más de quinientos menores inmigrantes en los centros de acogida de las Islas supone algo más que un serio problema. Sin ser alarmistas, debemos recordar ahora los problemas que se crearon en los centros de acogida de Fuerteventura, Gran Canaria y Lanzarote cuando los menores inmigrantes, en su mayoría de origen marroquí, causaron todo tipo de problemas, no sólo con graves amenazas y agresiones a sus cuidadores sino con destrozos de material como el que se padeció en la sede de la Cruz Roja en Arrecife.
El tema de los menores inmigrantes es serio y delicado. Ni quinientos niños ni cien pueden estar en un solo lugar a la espera de que se encuentre el modo y la forma de atenderlos correctamente. En este asunto, como en el del reparto de los inmigrantes no menores, se necesita, se requiere, la inexcusable colaboración del resto de las comunidades autónomas. No se trata de solidaridad sin más, se trata de justicia. Además, ya se sabe que a las malas se puede emplear la fórmula que ya empleó hace años José Manuel Soria con los inmigrantes que se encontraban en el parque de Santa Catalina o que se utiliza en estos momentos por parte del Gobierno regional, subirlos en un avión de línea regular y dejarlos en cualquier provincia de la España peninsular.
Como aquí no creemos que haya que llegar a esos extremos, lo más lógico es que el asunto, a falta de que se encuentre una solución de mayor calado, se arregle por otros cauces. Y parece un cauce adecuado el de la asunción por parte de otras comunidades autónomas de una porción del problema.
Por lo que respecta a la seguridad, hay que congratularse por las medidas anunciadas desde Madrid. Así, es más que destacable que el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, anunciara que el Ministerio del Interior trasladará a Canarias a 450 efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) como refuerzo a la lucha contra la inmigración irregular y aseguró que las repatriaciones proseguirán. Se trata sin duda de un primer paso que demuestra que en Madrid han entendido perfectamente que el problema ataca a todos los frentes, y que uno de los más importantes de blindar es sin duda el de la seguridad.
A pesar de todo, las muertes siguen golpeando con crudeza en nuestras narices. Fuentes policiales detallaron que los inmigrantes supervivientes del naufragio detectado este miércoles declararon que la lancha neumática se partió en dos y que un grupo se hallaban en la proa y otro en la popa de la embarcación cuando fueron auxiliados por el buque a 120 millas al sur de Gran Canaria. ¿Cuántos seres humanos están muriendo en el mar, cuántas personas están perdiendo la vida por intentar llegar a la tierra de las oportunidades? Nunca lo sabremos.