viernes. 16.05.2025

A poca gente que sepa algo de política se le escapa ya a estas alturas de la historia de nuestra todavía joven democracia que los representantes en las Islas de los dos grandes partidos nacionales -Partido Socialista (PSOE) y Partido Popular (PP)- encuentran notables dificultades para mantener la independencia necesaria que convenza a su electorado de que no siempre se hace lo que se dictamina en Madrid. Tenemos ejemplos sobrados a lo largo de las tres últimas décadas para corroborar semejante afirmación, ejemplos, por supuesto, en ambos bandos.

Esta semana se ha abierto un interesante debate que rescata lo que ya en la pasada legislatura se comenzó a vislumbrar como un cambio -no generacional porque prácticamente son de la misma edad- dentro de la imagen del Partido Socialista Canario (PSC). Muchos dirigentes del partido dejaron de ver con buenos ojos a su secretario general, Juan Carlos Alemán, para que les llevara hasta el sillón de la presidencia del Ejecutivo regional. Eran los mismos dirigentes que entendían que el entonces diputado Juan Fernando López Aguilar era el más adecuado para enganchar a un electorado indeciso que de una vez por todas terminara con la hegemonía de Coalición Canaria (CC). Al final se aparcó la idea, a pesar de que detrás de ellas estuviera la persona que más manda en el socialismo canario, el dos veces ministro Jerónimo Saavedra.

Esta semana el secretario de Organización del partido, José Blanco, soltó en una comparecencia ante los medios que Juan Fernando López Aguilar contaba con la bendición de la Federal para ser candidato en las elecciones del próximo año. De este modo, dio a entender que el Consejo de Ministros iba a sufrir una nueva remodelación, la segunda después de la provocada tras la dimisión de José Bono al frente de Defensa.

Como nadie desmentía a Blanco, se fueron sucediendo las declaraciones en torno al asunto. Las más llamativas, la de un vapuleado y siempre cuestionado Juan Carlos Alemán, quien tuvo que hacerse nuevamente el mártir de la historia al afirmar que su compañero, con quien parece que no tiene demasiada conexión, sería “un buen candidato”. Alemán estuvo en su línea, en la línea de decir aquello que piensa que los demás quieren oír. Sin embargo, hizo un matiz que pocos medios resaltaron. Dijo que sería “un buen candidato, como otros muchos militantes del partido”. Ese matiz, suponemos que a su estudiado y asesorado modo de ver, dejaba claro que el sector al que representa no iba a ceder tan fácilmente como al parecer se pretendía desde Madrid.

Después de Alemán o casi a la vez llegaron las manifestaciones de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del partido, que conoce perfectamente la realidad política del Archipiélago y que es íntimo amigo de López Aguilar, se lavó inteligentemente las manos como Pilatos y, sin reprochar a Blanco la metedura de pata, dijo que cualquier decisión que se tomara al respecto tendría que partir de Canarias. Así, rebotaba el problema y apaciguaba los caldeados aires que le llegaban desde África, donde todo hace pensar que no ha sentado nada bien la actuación de su secretario de Organización.

Pero si hay alguien inteligente dentro del socialismo -no sólo en el canario sino en el nacional-, ese es Jerónimo Saavedra. La contundencia con la que se expresó en su intervención en el programa “El Despertador” de Lanzarote Radio no deja lugar a la duda. No les hizo ni puñetera gracia lo expuesto por Blanco, y no quieren, ni de broma, perder la oportunidad que supone mantener en Madrid, en lo más alto del escalafón, a un destacado dirigente del PSC.

Aunque Jerónimo Saavedra siempre ha sido partidario de que Juan Fernando López Aguilar sea el candidato a la presidencia del Gobierno regional, ahora ha entendido perfectamente que sería contraproducente sacarle del Consejo de Ministros sin que exista además garantía de éxito.

Y después de Saavedra llegó el implicado, el ministro de Justicia. Juan Fernando López Aguilar dejó muy claro ayer por la tarde que no tiene ninguna intención de hacer caso a su secretario de Organización. Es más, aunque algunos esperaban alguna declaración que dejara abierto el camino a su regreso a la política autonómica, mostró de forma transparente su deseo de seguir al frente del Ministerio de Justicia, donde además, con las lógicas luces y sombras, está desarrollando un papel más que digno.

Lo que se traduce de todo este lío interno es que o bien Blanco ha metido la pata sin saber lo que decía y las consecuencias de lo que decía, o bien existe un deseo claro dentro de la Federal de eliminar a López Aguilar del Consejo de Ministros, deseo que, salvo mayúscula sorpresa, no parece compartir José Luis Rodríguez Zapatero.

Magistral lección de parte del socialismo canario
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