¿Alguien se ha dado estos días un paseo por el supermercado y se ha detenido a mirar los precios? Comprar una lechuga en Lanzarote cuesta más de 3 euros, como cuesta más de 3 euros comprar un kilo de tomates, o un kilo de pimientos, o un kilo de cualquier cosa que sirva para hacer una ensalada o para guisar. Comprar en Lanzarote en estos momentos se ha convertido en un auténtico suplicio para los bolsillos de los ciudadanos, que cada mes terminan más asfixiados porque el sueldo no cunde para afrontar una vida que es tremendamente cara.
Como ya informó este diario en su edición anterior, Gran Canaria y Tenerife mantienen las cestas de la compra más baratas del Archipiélago, según los datos facilitados por el Instituto Canario de Estadística (ISTAC) respecto al mes de septiembre. Por su parte, Lanzarote, La Gomera, El Hierro y Fuerteventura tuvieron cestas de la compra con costes por encima de la media regional, un dato que se repite con relación al mes de agosto y que sitúa a la isla de los volcanes como la segunda más cara de Canarias, seguida de La Gomera. De hecho, la isla colombina ocupa el primer puesto de la tabla con un 12,97 por ciento más cara que la isla de Gran Canaria, a su vez la más barata de Canarias.
No es extraño que el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, haya enviado a los medios un escrito quejándose de la situación precaria en el transporte en la parte occidental del Archipiélago y del sobrecoste de la doble y hasta triple insularidad que se padece en las islas no capitalinas. No estaría mal que en el Cabildo de Lanzarote hicieran lo mismo y se aprovechara la presidencia de turno de Inés Rojas para llevar este importante tema a la Federación Canaria de Islas (FECAI). Lo peor que se puede hacer es seguir dejando que transcurra el tiempo como si en verdad no sucediera nada, porque sucede. Los políticos, como ciudadanos que son, también deben sentir en sus carnes el terrible peso de la cesta de la compra. Al menos en las carnes de los que vayan al supermercado y hagan la compra de forma normal. No es extraño que políticos como la ex presidenta del Cabildo y actual portavoz del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) en la institución, María José Docal, narrara en la tertulia que se desarrolló precisamente este miércoles en Lanzarote Radio para hablar de este asunto cómo aprovecha sus habituales visitas a Madrid para hacer la compra en los baratos mercados que los ciudadanos de la capital del Reino sí tienen a su alcance.
En Lanzarote, y el dato es para echarse a temblar, los catorce grupos de productos -especialmente frutas y verduras- se venden por encima de la media regional y su índice general se situó en septiembre casi cuatro puntos más que en el resto del Archipiélago. La mayor diferencia entre islas para el mismo grupo de productos, fue de 29,17 puntos y se produjo en el apartado de pescados frescos, entre las islas de Fuerteventura (9,71 puntos por encima de la media) y El Hierro (19,46 puntos por debajo de la media). La menor diferencia (8,61 puntos) se registró en el grupo de productos de Charcutería, carne y pescado en conserva y sus preparados entre La Gomera (5,22 puntos por encima de la media) y Gran Canaria (3,39 puntos por debajo de la media).
Si a todo esto le añadimos la existencia de un rumor en la calle -rumor desmentido ya, como adelantó este diario en su sección “El Zurriagazo” por el empresario Juan Guerra- sobre el intento de monopolio de una gran cadena de alimentación, la situación se agrava todavía más. Es tiempo de que se reaccione, es tiempo de que nuestros responsables públicos, los cuales cobran en su mayoría elevadísimos sueldos que tal vez no se vean tan afectados como el común de los mortales por el precio de los tomates, se pongan a trabajar en la búsqueda de soluciones para evitar que este problema vaya a peor. La solución no parece tan difícil. De momento se nos ocurre que se evite el sobrecoste del transporte dejando que los barcos descarguen directamente sus mercancías en las islas no capitalinas. En el caso de Lanzarote y Fuerteventura es de cajón, son las primeras islas que cualquier barco procedente de la Península se encuentra en su ruta.