jueves. 15.05.2025

La actualidad manda, y la de las últimas semanas está siendo frenética. No hay un día en el que no se amontonen numerosas e importantes noticias que podrían ocupar el lugar más destacado de la portada de periódicos como este. El miércoles ha sido un buen ejemplo, con los tribunales de justicia como serios protagonistas -por un lado el anuncio de la continuación de las importantes declaraciones vinculadas con el polémico asunto de la paralización del centro comercial que la empresa Pío Coronado quería construir en el marinero barrio de Valterra y por otro la polémica en torno a la ejecución o no de la sentencia que condena a Dimas Martín a ocho años de cárcel por el caso del Complejo Agroindustrial de Teguise- y con varias noticias vinculadas con el medio ambiente de notable calado para los intereses de presente y de futuro de Lanzarote. En este último apartado destaca la decisión anticipada por el Consistorio de La Villa de que La Graciosa cuente por fin con una planta de transformación de residuos, que el Gobierno de Canarias haya ampliado la zona de protección de las aves en lugares en los que hasta no hace demasiado se quería construir como la zona de Montaña Roja, que el Gobierno central quiera retomar el proyecto para recuperar el Charco de los Clicos o que finalmente se confirme la intención firme de la Dirección General de Costas de adquirir La Isleta de La Santa y los islotes de Alegranza y Montaña Clara.

Respecto a esta última noticia, que es la que soporta el interrogante del artículo editorial, hay que explicar que todo tiene que ver con una comparecencia de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en el Congreso de los Diputados, donde aseguró este miércoles que la Dirección General de Costas adquirirá próximamente a la Caja de Canarias La Isleta de La Santa para que se adscriba al dominio público marítimo- terrestre y obtenga “un blindaje absoluto” frente a cualquier “expectativa” de urbanización. En este sentido, aseguró que ya se están llevando a cabo las tasaciones correspondientes y reafirmó el deseo del Ejecutivo de adquirir “lo antes posible” los Islotes al Norte de Lanzarote, aunque las negociaciones están mucho más avanzadas en el caso de La Isleta.

Nuestra decisión de titular entre signos de interrogación tiene que ver simplemente con la natural desconfianza que surge en un lugar donde estamos acostumbrados a recibir todo tipo de promesas que luego no se cumplen por razones incomprensibles. Con esto no queremos decir ni mucho menos que no creamos en la palabra dada por la ministra de Medio Ambiente. Todo lo contrario. Estamos convencidos de que su departamento está trabajando seriamente para sacar adelante unos asuntos en los que su partido político, el Partido Socialista (PSOE), ha puesto notable interés, como lo puso también, a través de la Dirección General de Costas, en el todavía hipotético derribo del hotel Papagayo Arena.

A pesar de todo, no cabe duda de que se trata de una magnífica noticia que tiene que ser aplaudida por todos aquellos que no entendían ni entienden que alguien quisiera construir en un lugar como La Isleta miles de camas turísticas o residenciales. Lanzarote ha ido perdiendo poco a poco su mayor patrimonio, que no es otro que el suelo, y de lo que se trata ahora, si es que realmente hay intención de dejar algo de interés a las generaciones futuras, es de impedir que se usurpe un solo metro cuadrado más al desprotegido litoral.

¿El fin del acoso al litoral?
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