jueves. 15.05.2025

Lanzarote es en estos momentos uno de los rincones del mundo que mayor número de coches tiene por habitante y por kilómetro cuadrado. Se trata de una evidencia que se hace palpable simplemente visitando un día cualquiera entre el lunes y el viernes su capital, Arrecife, donde encontrar un aparcamiento sin tener que pagar se convierte en una auténtica odisea.

El problema real no tiene que ver con Arrecife, puesto que cualquier ciudad importante que se precie, y Arrecife lo es, tiene que tener sus problemas de aparcamiento y sus pequeñas o medianas retenciones. El problema se plantea en el resto de la Isla.

Un lugar como Lanzarote, Reserva de la Biosfera y fuente inagotable de entrada del turismo, no se puede permitir el lujo de estar tomada por los vehículos que se amontonan no sólo ya en rodadura sino en estancamiento. Las traseras de las gasolineras se han convertido en auténticos cementerios de vehículos, algo que en casos concretos, como el de la gasolinera que se encuentra justo antes de llegar al cruce de Los Mármoles, clama al cielo. Allí se produjo recientemente un incendio que pudo provocar una auténtica catástrofe de no ser por la rápida intervención de los bomberos.

Algunos turistas se sorprenden enormemente cuando viajan por las saturadas vías de la Isla y se tropiezan con el espectáculo que padecemos en estos momentos. Son muchos coches para las pocas y malas carreteras que tenemos. Qué decir de los sufridos ciudadanos que cada día tienen que madrugar para llegar a tiempo al trabajo y no morir atrapados en los atascos que se producen no sólo a la entrada de la capital sino en sus principales nudos de conexión con las vías que conducen al norte y al sur.

Este jueves el alcalde de Yaiza, José Francisco Reyes, solicitó a la empresa adjudicataria de las obras de reasfaltado de la carretera LZ 2 que trabajen por la noche, o en su caso, se desvíe el intenso tráfico por rutas alternativas. Y no le falta razón al edil sureño, puesto que, como muestran las imágenes que adelantó la edición digital de este diario, la cola de vehículos que intenta llegar hasta el sur es realmente espectacular. Se puede ver desde la cuesta de Mácher hasta las rampas de Femés centenares de coches, camiones y guaguas atrapados en una serpiente multicolor que avanza con un paso lento y desesperante.

¿Quiere decir todo esto que tenemos que hacer una política distinta en el terreno de las carreteras, quiere decir esto que tenemos que crear más vías de comunicación, más grandes? Pues tal vez no, o tal vez sí. Se trata de un debate complicado, que habría que afrontarlo con la serenidad con la que se tienen que abordar los problemas en un territorio tan frágil como este.

En principio, la mayoría de la población coincide en que no hay que llenar de asfalto la Isla, aunque nadie niega que hay que hacer algo con el problema del tráfico. De momento que las obras de mejora se hagan por la noche, y que se consiga poco a poco poner fin a los embotellamientos de determinados puntos negros que habría que eliminarlos de una forma más radical de lo que se ha hecho hasta el momento.

El debate de las carreteras
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