lunes. 12.05.2025

A pesar de lo que puedan decir desde el Gobierno central, a pesar de lo que puede contar el ministro de Economía, Pedro Solbes, lo cierto es que los vientos de la economía no son nada favorables. Más bien al contrario. Este jueves se confirmaban los datos, y se confirmaban sobre todo los peores augurios. Cantabria, Galicia, Murcia y el País Vasco lideraron el crecimiento de la economía española en 2006, al incrementar su Producto Interior Bruto (PIB) en términos reales en un 4,1%, dos décimas por encima de la media nacional (3,9%), mientras las menos dinámicas fueron Canarias (3,3%) y Baleares (3,4%), según el INE.

Sorprende enormemente este dato, cuando hasta no hace mucho tiempo Canarias se caracterizó precisamente por ser una Comunidad dinámica, activa y participativa empresarialmente, con un crecimiento anual que estaba muy por encima de la media. ¿Qué ha sucedido para que esto sea así? Lo que hemos dicho una y mil veces, que se ha exprimido en exceso a la gallina de los huevos de oro y ya no da huevos, ni de oro ni de latón.

No obstante, el Instituto Nacional de Estadística (INE) subraya que esta tasa fue tres décimas superior a la media de la Unión Europea. Si se analiza el periodo 2000-2006, la comunidad que presenta el crecimiento medio anual más elevado es la región de Murcia, con un 3,9%, seis décimas más que la media nacional (3,3%). Por detrás de Murcia le siguen Andalucía (3,7%) y Madrid (3,5), mientras que Baleares (2,2%) registró el crecimiento medio menor en ese mismo periodo. Si se comparan los datos de 2006 del PIB por habitante con los de la Unión Europea de 27 Estados miembros, ocho comunidades españolas presentaron registros superiores a la media europea. En concreto, Madrid y el País Vasco registraron unos índices un 36% superiores a la media europea, mientras que en Navarra lo fueron un 32%, Cataluña (un 24%), Baleares (un 15%), Aragón (un 12%), La Rioja (un 11 %), Cantabria (un 4%), mientras que Castilla y León los iguala. En el extremo opuesto, Extremadura es la autonomía que registra el menor PIB per cápita, con un 29% inferior a la media de la UE.

Insistimos, hace tiempo que lo venimos advirtiendo. Canarias ya no es el paraíso del trabajo que era. Más bien al contrario. Las cifras cantan, y cantan en negativo. Como publicaba Crónicas recientemente en un reportaje sobre la situación de la construcción, el cartel de “se necesita” se ha cambiado por el de “no hay trabajo”. Este martes hemos sabido que Canarias es la octava región de la Unión Europea (UE) con una tasa de desempleo más elevada, que en 2006 se situó en el 11,7% de la población activa, frente al 8,2% de media en la Unión. Según los datos facilitados por Eurostat, en 16 regiones comunitarias la tasa de paro más que doblaba el año pasado la media de los Veintisiete y, de ellas, seis están en Alemania (Berlín incluida, con el 18,7%), cuatro en Francia, dos en Eslovaquia y Polonia, y una en Bélgica (Bruselas, con el 17,6%) y España. En el extremo contrario, 30 regiones tenían un desempleo inferior al 4,1% (la mitad de la media comunitaria), encabezadas por la británica de Escocia Noreste y la italiana de Bolzano, con sólo el 2,6%, la holandesa de Zeeland (2,7%) y la capital checa (2,8%). En España, el paro bajó el año pasado hasta el 8,5% y en diez comunidades era inferior a la media de la UE. Pero, además, el paro subió en el último trimestre en 94.500 personas (un alza del 5,13%) en el conjunto del Estado y en 14.400 personas (13,99%) en Canarias. A todas luces resultan unos datos que se antojan absolutamente intolerables, si se tiene en cuenta que Canarias ha seguido creciendo en población y en producción empresarial a un ritmo muy superior al de la media nacional.

¿Qué está pasando, cuáles son las razones que justifican esta más que destacada tasa de desempleo, es real o es irreal como se denunció en el pasado? Son muchas preguntas con difíciles respuestas.

No hace demasiado tiempo Lanzarote registraba una tasa de paro que los propios sindicatos reconocían como ficticia. Era lógico teniendo en cuenta que cada día que pasaba se necesitaba más y más mano de obra, mano de obra que se obtuvo con personas que llegaron de la Península, de Europa y del resto del mundo. Este tercer grupo, el del resto del mundo, ha sido el más numeroso, y forma parte de un fenómeno social de la globalización en la que estamos inmersos. Ahora, sin embargo, el desempleo en Lanzarote existe. Ya hay personas que se han apuntado a las listas de la Agencia Canaria de Empleo que realmente están buscando un puesto de trabajo y no lo encuentran. Increíble pero cierto, teniendo en cuenta la riqueza que se ha movido delante de los ojos de la mayoría de los lanzaroteños y que ha ido a parar al bolsillo de unos pocos. Pero si preocupante son los datos de Lanzarote, lo del resto de la Comunidad es para echarse a temblar. La tasa de desempleo de Las Palmas (12,24%) supera la correspondiente de Santa Cruz de Tenerife (11,62%), al contabilizarse 64.000 desocupados en la provincia oriental y 53.500 en la occidental. Es decir, que se ha producido una más que notable generación de empleo que sin embargo no ha repercutido en el descenso del número de desempleados. ¿Qué quiere decir eso? Que en Canarias hay cada vez más población, una población que está provocando que se acentúen todos los problemas y que revienten las estadísticas en todos los parámetros.

Estamos por tanto ante una situación realmente controvertida, difícil de evaluar. Únicamente se podrá resolver si las instituciones públicas y los políticos que trabajan en ellas deciden que es el momento de hacer algo.

Canarias, de mal en peor
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