Durante muchos años en Lanzarote nos hemos quejado con razón de la absoluta desatención que teníamos en un estadio tan importante de la vida como es la sanidad pública. La cantidad de centros de salud, la cantidad de médicos y los servicios que prestaba el Hospital General, amén de esa absurda carga que arrastra el Cabildo con el Hospital Insular, eran absolutamente insuficientes. De hecho, como se demostró con cifras, en absoluto se correspondía la sanidad que teníamos con la población que había y con la que estaba entrando de forma asombrosa.
Durante este tiempo pasaron por la Consejería de Sanidad gente como el luego presidente Román Rodríguez, que fue director general del Servicio Canario de Salud (SCS), Julio Bonis, o el caso más flagrante que se padeció en Lanzarote, el del director insular del Área de Salud Rafael Sastre Merinero. Y decimos que fue el caso más flagrante, en tono absolutamente negativo, porque desconocemos nosotros y lo desconoce el resto del mundo la labor que desarrolló durante sus años de gestión. De hecho, nos consta que apenas hizo declaraciones en los medios de comunicación y apenas expuso el contenido de su labor diaria.
Bien, después de estos antecedentes, era imposible pensar que la cosa podría cambiar con el paso de los años y de las legislaturas. Estábamos equivocados, porque la cosa ha cambiado. Gracias a los cambios que introdujo Adán Martín en su Gobierno, nos tropezamos con una mujer como María del Mar Julios, que ha tomado las riendas de la sanidad pública y ha hecho algo que hasta la fecha no había hecho ninguno de sus antecesores en el cargo, interesarse por los muchos problemas sanitarios que tiene Lanzarote. Por si esto no fuera sorprendente, atónitos estamos con la sustitución de Rafael Sastre Merinero por su polo opuesto, el doctor Juan Manuel Sosa, un magnífico profesional de la medicina que se ha revelado como la cara amable del servicio público, un hombre siempre dispuesto a dar la cara y a explicar cuantas cosas haya que explicar sobre los entresijos de la sanidad.
Ahora hemos descubierto que algunas cosas eran tan graves como pensábamos y otras no tanto, que se puede hablar de lo que pasa en el Hospital General sin que parezca que se está cometiendo el peor de los pecados.
La consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias visitó este miércoles, aprovechando que se encuentra en Lanzarote de vacaciones, las obras de los centros de atención primaria de Tías y Titerroy y las obras de remodelación y ampliación del Hospital General. Es curioso, porque igual que Adán Martín es el presidente del Gobierno canario que más veces ha visitado la Isla y que más se ha preocupado de veras por los problemas que la golpean con notable dureza -en otro análisis habría que ver qué problemas se han resuelto y qué problemas no-, María del Mar Julios es una mujer que ha vivido permanentemente pegada a la actualidad insular, hasta el punto de que muchos ciudadanos piensan que vive aquí. De hecho, es la segunda vez en pocos meses que visita las obras del Hospital General, unas obras que se supone que nos dejarán un centro acorde con las exigencias poblacionales de estos momentos.
Julios aseguró, como ya había adelantado Sosa cuando presentó hace unos días la Memoria de Gestión del Hospital General, que la principal reivindicación del Gobierno de Canarias es que el Estado asuma la financiación al completo de los costes que implican los pacientes extranjeros al sistema sanitario canario, ya que “estos pacientes están sobrecargando el servicio y es una obligación del Estado el financiarlo”. Y parece que no hay manera de que se enteren de que aquí al margen de los turistas que nos visitan viven muchos extranjeros comunitarios y no comunitarios, que hacen uso de la sanidad pública como lo hacen los españoles, lo que supone una sobrecarga que jamás se ha tenido en cuenta.
Además, la consejera reconoció que en Canarias existe un grave problema de carencia de médicos, aseverando que “ojalá fuera competencia de la Comunidad Autónoma el poner todas las plazas que quisiéramos”. Sabemos que la Consejería de Sanidad está trabajando conjuntamente con la Consejería de Educación para que el número de vacantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Palmas crezca en 30 plazas. ¿Será suficiente para que en el futuro tengamos los médicos que se necesitan? No si los salarios que se les paga están muy por debajo de lo que le ofrecen en cualquier otro lugar de Europa.
Por lo que respecta a las obras del Hospital General, hay que destacar sobre todo los datos. Estas obras permitirán la creación de 10.874 metros cuadrados de superficie nueva y la remodelación del edificio actual, de otros 3.034 metros cuadrados, con un coste de 48.896.047 euros las obras y de 14.891.000 la inversión del equipamiento que finalizará próximamente. La Consejería de Sanidad invirtió casi 64 millones de euros en esta obra. Es un dinero bien invertido y muy necesitado.