A más de uno le sorprenderá leer el titular de prensa de hoy que habla sobre la actuación anunciada por el director general de Costas, José Fernández, un canario que aterrizó en Madrid con la llegada del Partido Socialista (PSOE) al poder. Fernández, uno de los políticos más activos de la presente legislatura, aunque capaz también de meter la pata como se explica en uno de los zurriagazos de la edición de hoy, vino este jueves a la Isla con las ideas muy claras: iba a dar titulares. Tanto es así que el propio Gabinete de Prensa del partido se encargó de llamar a las redacciones de los medios locales (al menos a esta redacción tuvieron la amabilidad de llamar), para anunciar que en la rueda de prensa que iba a ofrecer previo al encuentro con los vecinos en la Sociedad Democracia se iban a dar noticias más que interesantes.
Y desde luego, los responsables de prensa no se equivocaron. Pocas veces ha venido un representante del Gobierno central a Lanzarote y ha dado tantas informaciones interesantes como lo ha hecho José Fernández. La más destacada, tal vez por el impacto y por lo sorprendente, es el anuncio del futuro derribo del hotel Papagayo Arena, ese tremendo monstruo de hormigón que se construyó a la orilla de hasta ese momento unas tranquilas aguas de Playa Blanca. Desde que comenzaron deprisa y corriendo las obras, fueron muchas las voces que se alzaron en Lanzarote para demandar su derribo, comenzando por la del Cabildo insular. Sorprendentemente, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) no decretó la paralización inmediata de las obras mientras se resolvía el pleito que se había interpuesto, algo que dejó boquiabiertos a los servicios jurídicos de la Primera Corporación insular, que entendieron que el daño que se estaba haciendo era infinitamente superior al posible perjuicio que podrían tener los propietarios de la licencia recurrida. Es decir, se entendía que era mejor parar la obra para evitar, como ha sucedido en casos como el del Apartotel Fariones, que se llegara a los hechos consumados y a la imposibilidad de derribar una obra ilegal por ser peor el remedio que la enfermedad.
Por una vez y sin que sirva de precedente ha llegado un remedio que sanará la enfermedad, remedio que no es otro que el derribo de ese evidente atentado contra el paisaje del sur de la Isla. Sin embargo, como en esta tierra estamos curados de espanto, parece más prudente esperar a que se terminen las gestiones que está llevando a cabo la Dirección General de Costas, que todo hay que decirlo, podría haber actuado en su momento con mayor contundencia para evitar el mal mayor que se va a encontrar ahora, que no es otro que el de tener que hacer frente a una indemnización millonaria y a una costosísima obra de derribo de un inmueble que suponemos que terminará pasando a mejor vida.
Parece que si todo camina como es debido el Papagayo Arena será un buen ejemplo de lo que no se debe hacer, que es construir por construir para no perder una licencia de obra que está siendo cuestionada. Si se consuma su derribo será un buen ejemplo para que los que quieren edificar en lugares no adecuados, para los que quieren edificar saltándose los trámites reglamentarios o regateando a la ley, se lo piensen dos veces.
Habrá que esperar, insistimos, a que se consume el bombazo informativo que adelantó el director general de Costas en la interesante rueda de prensa que se desarrolló en la sede que el Partido Socialista Canario (PSC) tiene en Arrecife.
Por otro lado, y sin que tenga nada que ver con este importante asunto, parece que está todo dispuesto para la llegada a la Isla del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su familia. Muchos pudieron ver ya este jueves a las furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que han llegado de Las Palmas para preparar el dispositivo de seguridad que acompaña a este tipo de visitas. En la edición de Crónicas de hoy se puede leer con detalle cómo y cuándo se va a producir la llegada, y qué es lo que va a hacer el presidente en el tiempo en el que permanecerá entre nosotros. Lo que hay que desear es que Rodríguez Zapatero y su familia se vuelvan a llevar el grato recuerdo que ya se llevaron el año anterior de su estancia en Lanzarote, sobre todo por la impagable publicidad que se hace en todo el mundo de esta Reserva Marina. Por nuestra parte, existe el compromiso de no agobiar a los ilustres visitantes. Únicamente estaremos en los lugares donde se nos convoque, respetando al máximo el descanso de una persona que tiene nada más y nada menos que la responsabilidad de dirigir todo un país.