El caso de Eduard Montoya no corresponde a una película de Hollywood pero la realidad pudiera dar chicha para un guión cinematográfico. En noviembre del año 2005, según relató en la 95.8 FM, le robaron en Lanzarote las matrículas de su coche y la documentación. Como es lógico puso de inmediato la denuncia en la Policía y este cuerpo siguió el procedimiento habitual en este tipo de infracciones. Sin embargo, un mes más tarde recibió una notificación para un juicio porque supuestamente el vehículo de su propiedad fue abastecido de combustible en una gasolinera de Las Palmas y se dio a la fuga. “Fui a la Policía y me dijeron que la citación obedecía a una falta que yo había hecho en Las Palmas”, contó el ciudadano. Sorprendido por la respuesta, Montoya insistió ante la autoridad que era imposible ya que él vivía en Lanzarote y su coche estaba en la Isla, además de subrayar que oportunamente interpuso la denuncia del robo de las matrículas.
De un lado a otro
El afectado, atendiendo la sugerencia de la Policía, llamó a los tribunales de Las Palmas exponiendo que se trataba de una equivocación pero le contestaron que viajara con denuncia en mano a Las Palmas para intentar aclarar la situación. A Montoya le pareció inexplicable que tuviera que viajar a responder por un delito que asegura no cometió y encima teniendo que asumir los costes del traslado. Envió la denuncia por fax y correo y “me la aceptaron”. Sin embargo, seis meses después es citado por el mismo juzgado pero firmando otro juez. “Les dije que ese caso debía estar en el archivo pero me contestaron que debía ir a Las Palmas”, contó Montoya, quien envió nuevamente la denuncia acompañándola de fotos de su coche. “Mi coche es blanco y resulta que allá estaban cometiendo faltas en uno de la misma marca pero rojo”, precisó.
Embargo
La odisea de Montoya no terminó ahí. También, en 2006, le llegó a su casa una multa de más de 300 euros por exceso de velocidad y como si fuera poco el pasado febrero le notifican que su coche está embargado. Llamó a Tráfico pidiendo explicaciones de por qué no habían dado respuesta a su recurso y sí la notificación de embargo. Según relató, le dijeron que el recurso se lo había denegado a pesar de no haber recibido papel alguno. Montoya además apuntó que es tan cierta su versión que como tenía asegurado su coche contra robo posee el parte de la aseguradora en el que consta que pagó las matriculas y el cristal que le rompieron.
Se comunicó con la oficina de multas en Las Palmas y nuevamente mandó los documentos por fax a la espera de la resolución del malentendido, pero, a los ocho días al ver que no tenía respuesta, llamó y le contestaron que no habían recibido nada. La envió una vez más y le prometieron que le responderían, pero no solo no fue así, sino que ya le llegó la notificación de un nuevo embargo, esta vez, el de su sueldo. “Le llegó un carta directamente a la empresa del Ayuntamiento de Las Palmas para descontarme 400 euros”, comentó Montoya., quien no termina de entender cómo un coche sigue circulando en Las Palmas con una matrícula que no le corresponde. En la Policía le aconsejaron que le diera de baja al vehículo pero no lo piensa hacer porque lo necesita para transportarse y además es relativamente nuevo. El ciudadano está cansado de ir a los juzgados, a la Guardia Civil y otras instituciones sin que nadie le diga el camino por el que debe andar para resolver el problema. “¿Qué pasará si con ese coche hacen algo peor en Las Palmas?”, pregunta indignado Eduard Montoya. A día de hoy aun tiene el horizonte oscuro.