jueves. 28.03.2024

Finaliza el año de la misma y fea manera que principiaba 2012 (y los inmediatamente anteriores, y los que vendrán): con nuevas noticias sobre la corrupción galopante que padecemos en Lanzarote, en forma de nuevos imputados. El último y sonado, esta misma semana: la juez del denominado Caso Montecarlo resolvía imputar esta vez al mismísimo tesorero de lo que va quedando del Ayuntamiento de Arrecife, la caos-pital conejera. La magistrada ha detectado indicios de prevaricación, malversación y falsedad documental. Nada nuevo bajo el sol de la oscura actividad pública insular. Y todavía hay gente que se extraña de que en el Puerto ya existan más votantes potenciales que se abstienen de retratarse ante las urnas que los ilusos que todavía, a estas alturas y harturas/jarturas del esperpento, siguen cumpliendo con ese inútil ceremonial que no vale para absolutamente nada, como es triste fama.

En contra de lo que creen los fundamentalistas del voto, democracia no es tanto sinónimo de urnas como de transparencia en la gestión: lo primero hay cada cierto tiempo; lo segundo nunca en ningún sitio. Y ahí está el resultado, con los juzgados repletos de mangantes públicos e impúdicos.

Ves pasar ante esos juzgados elementos procedentes de todas las siglas (con la excepción de Alternativa Ciudadana, de momento), incluyendo probos funcionarios –en teoría- a retratarse ante la Justicia, si la hubiera o hubiese. Aparte de abogados ahogados en su propia madeja y empresarios trocados en posibles, probables, presumibles o presuntos empresa-urios, los políticos son los de siempre. Los que hemos visto toda la vida de Dios por aquí abajo. Son los mismos que tú votas, si es que eres de los pocos que todavía creen en esa superstición. Y todos con una misma estrategia de defensa común, acordada en su día y momento entre varios abogados defensores: culpar de todo siempre al de abajo, y lavarse las manos alegando que los imputados no sabían lo que firmaban. Es decir, encima de que te roban lo tuyo insultan tu inteligencia pasándose ellos de listos.

El primer partido con más gente implicada en todos estos casos de posible, presumible, presunta o probable corrupción sigue siendo el PIL, “padescanse”. El segundo (va sin segundas), el PSOE, con la pequeña/gran diferencia de que la habitual ceremonia de la confusión llevada a cabo por el psoecialismo insular le ha hecho creer a mucha gente que ellos no tienen nada que ver en esas tramas teóricamente distintas y distantes en la que esas siglas fueron durante años, como mínimo, socias necesarias de la corrupción galopante. No olvides que en el Caso Montecarlo hay un Montelongo imputado también hasta las cejas, según la misma juez de la que te hablaba en el primer párrafo. O sea, un miembro del impoluto PSOE que sigue teniendo mando en plaza en el grupo de gobierno (es un decir) de Arrecife, reelegido además, justo después de conocerse que la magistrada lo imputaba oficialmente acusado de muy feos delitos, como secretario general del Partido Socialista en Arrecife, y tiro porque me toca. Para que se constate así el afán claramente higiénico que hay en lo que va quedando del PSOE. No hay más que verlo… Y por ahí le debe andar seguidito Coalición Canaria (CC para los amigos y demás personas piadosas) y compañía de actores de la política-degradación. Total, los tres principales partidos implicados hasta el cogote unos y hasta las cejas otros.

Si te fijas, son siempre los de siempre. Los mismitos, con leves variaciones. Los que han gobernado durante lustros, con impunidad casi absoluta (de ahí la confianza y el relajo en las formas, que los llevó a perder la mínima cautela, y no digamos ya la vergüenza). Y todas esas caras que ves en las fotos entrando y saliendo de su casa al juzgado, del juzgado a la cárcel, de la cárcel a su casa y vuelta a empezar, volverán a pedirte dentro de apenas unos años tu confianza. Porque se necesita ser un rato confianzudo para volver a reclamar tu apoyo ante la urna (lo único transparente de esta partitocracia maquillada de democracia). Y se necesitará ser a su vez muy indolente para ir a dárselo encima a cualquiera de ellos, salvo que te vaya en el envite la soldada tuya o la de algún familiar… si ello no te remuerde la conciencia.

¡Feliz Navidad! (miguelangeldeleon.blogspot.com)

Tus elegidos están en la cárcel
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