jueves. 28.03.2024

En mitad de la catatónica chinijada del disfraz, que también en 2013 ha vuelto a dejar muchas víctimas y heridos en Canarias en general y en Lanzarote muy en particular, el Papa teutón aprovechó justo el lunes de Carnaval para anunciar “urbi et orbi” que se manda a mudar del mando religioso católico, imitando en parte la reciente película de Nanni Moretti “Habemus Papam”, con el gran Michel Piccoli en el papel de Santo Padre que sale a escape no más lo acaban de nombrar Papa.

A pesar de los rumores, el próximo Papa sustituto de Benedicto XVI no será negro, pues en el Vaticano se le tiene miedo a las profecías (apócrifas, por cierto) de San Malaquías, que tenía más cuento que Calleja (Saturnino) y que supuestamente tiene avisado qué pasaría en el caso de que llegue a Petrus Romanus un hombre negro (subsahariano, que dirían los toletes de la corrección política, reos del eufemismo pazguato). Bobadas para que hagan caja timadores profesionales como el tal Iker Jiménez y por ahí seguido.

Ya hay un negro, y va por su segundo y último mandato, en la Casa Blanca, que es el verdadero Vaticano actual, pues allí lo que se dice sí que va a misa, como es fama. En este 2013 habrá dos Papas vivos al mismo tiempo sobre la tierra: el que está por llegar y el emérito alemán. Pero no habrá dos Papas negros al unísono, uno en la Casa Blanca y otro en Roma. Te apuesto triple contra sencillo, pues en la curia también son supersticiosos. ¿Y qué es la religión más que una superstición convertida en negocio?

¿Traerá el nuevo Papa mejores tiempos para la Iglesia católica, o seguirá creciendo la fobia eclesial? Edesiofobia es término que sólo manejan hoy los duchos en determinados secretos, y de hecho el palabro no aparece ni en los diccionarios ni en el enterado Google. Significa cabalmente miedo a entrar en las iglesias. Parecida a la fobia que tengo yo mismo –un suponer- a entrar en el Cabildo o en los ayuntamientos de Lanzarote. Pero no busques la palabrota en Internet. No está. Es un término maldito incluso en estos tiempos de tan escasa asistencia a los templos religiosos. Es tabú hasta para la Academia de la Lengua (DRAE para los amigos y demás personas piadosas), que es una vendida a la corrección política de la que te hablaba antes.

Los viejos monjes saben que esa fobia y ese odio a las piedras sagradas existen desde hace siglos. Mi ordenador, que es otro enterado de la caja del agua, ya le ha puesto a la palabra de marras, edesiofobia, la rayita roja que señala error… pero el cacharro acepta encantado y de mil amores cualquier anglicismo idiota e innecesario, la muy computadora.

NOTA AL MARGEN (o no tan al margen): A los pacientes lectores que han llegado hasta aquí abajo no más que por la curiosidad que les habrá causado el título del artículo les confirmo que sí, que hubo un Papa conejero: le encantaban los conejos. E incluso se rumorea que hubo un Papa que creía en Dios. Y dos Papas españoles: uno salió pedófilo y otro presidió más orgías que misas, como recordaba esta semana Raúl del Pozo en la contraportada de papel del diario El Mundo. A Dios rogando y con la sotana renegando. (Twitter: @MAngelDeLeon).

Hubo un Papa conejero
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