jueves. 25.04.2024

Sólo temen y odian la lluvia, aparte de los vecinos afectados por el caos que generan por la falta de infraestructuras adecuadas (léase Argana Alta, a la que cabe reabutizar aquí y ahora como Argana Harta o “Jarta”), los malos políticos a los que las cuatro gotas de turno desnudan y señalan con su húmedo dedo acusador. Las inundaciones sacan a la superficie el fango de las taponadas alcantarillas y la (dura) faz de los que se esconden en las instituciones, que una vez más volvieron a reaccionar tarde y mal… y que dentro de unos días volverán a darse un paseo por las zonas afectadas para prometer la nada revestida de corbata y vender humo con los mismos hocicos/josicos con los que hablan de energías renovables que no conocen ni por referencias.

Al contrario que 2011, que puede ser llamado ya como el año de la seca, como decían los viejos, en 2012 se están portando magnánimamente las nubes y las aguas con esta pobre islita rica sin gobierno conocido. Lástima que el maná celestial nos lo amargue siempre la terrenal inutilidad política manifiesta, que crece y se multiplica en Lanzarote, como es triste fama.

Se portaron las nubes, en efecto, mejor que bien en el arranque de esta última semana de noviembre de 2012 y “se mojaron” con casi toda la isla cuyos habitantes ya no las miran, como no sea para maldecirlas porque les estropea el plan playero. Desmemoriados y desagradecidos al tiempo. Nuevos ricos con nuevos afanes (ociosos y estúpidos, principalmente). Y luego están los aguafiestas profesionales, que vienen siendo los mencionados y taimados políticos lugareños (pon las siglas que quieras) a los que no trincas en una verdad ni por equivocación. Mal endémico. Mal asunto.

La excepción a la alegría isleña de esta semana volvió a darse en Arrecife, que se gana a pulso su condición de caos-pital conejera cada vez que mollizna malamente, y más en barriadas que han sufrido una construcción anárquica y de aluvión como es el caso de Argana Harta (Alta, quise decir). Es la demostración palmaria o gráfica de la inutilidad manifiesta de esos servidores públicos (vamos a aguantar la carcajada entre todos) a los que todavía hay gente, ilusa o interesada, que sigue votando en las urnas. Tiene que haber gente para todo, como dijo aquel torero ocurrente, pero no debe ser casualidad que en el municipio arrecifeño ya sean más los votantes potenciales que se abstienen de retratarse ante las urnas que los que se siguen prestando a ese ceremonial inútil.

Pese a los mil y un problemas generados por las lluvias en Arrecife, dentro de nada la piel insular se trocará en una alfombra verde y natural, y nos olvidaremos de los mismos porque la memoria tiende a ser selectiva y preferimos olvidar lo malo a modo de autodefensa. Olvidaremos Argana y repetiremos hasta el cansancio esa frase hecha –y muy cierta- de lo agradecida que es la tierrita conejera… hasta que vuelva a caer otro chaparrón y vuelta a empezar, como el afamado cuento de la buena pipa.

Ahorita mismo, campo adentro tenemos ya servido un espectáculo real para la vista… y encima gratis total, en estos tiempos de crisis cansina, tan pertinaz como lo era la sequía en los tiempos de Panchito Franco. Otra prueba de que por aquí lo único bueno que nos va quedando es aquello en lo que no interviene en nada la mano devastadora del hombre, o del principal enemigo del hombre: el hombre metido a político.

Todavía hay muchos medios de (in)comunicación que, cada vez que se aproximan lluvias sobres las islas, nos hablan del "empeoramiento meteorológico o climatológico". Tócate los nísperos. Lo que empeora no es el tiempo, sino la burricie mediática o mediocre, que no conoce límites ni fronteras, visto lo visto, leído o escuchado. Pero que digan misa y añadan el sermón los que no saben lo que dicen. Para los conejeros con un poco de memoria y otro cachito de sensatez el mejor tiempo posible siempre es el que trae la lluvia. (miguelangeldeleon.blogspot.com).

Argana Harta
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