viernes. 19.04.2024

Antonio Guerra León

Si hay cuestiones que incitan a las bajas pasiones, en este caso la envidia, es el caso de la llamada libertad, soberanía o poder sobre el territorio en que habitamos. Por otra parte, esta reivindicación es una espada de Damocles esgrimida muchas veces por algunos pueblos para sostener o aumentar innumerables beneficios, chanchullos y canonjías pretéritas en un ejercicio bastante canalla con el fin atemorizar a los gobiernos centrales con sus incontables y nunca satisfechas demandas, usando para ello hasta las más ridículas y disparatadas cuestiones aborígenes, ancestrales y hasta de puridad de sangre para lograr sus objetivos; que huelen, sin tener nosotros un especial olfato perruno, a puro fascismo.

A escala canaria, como todos conocemos y desde hace muy poco tiempo, se usa la expresión “soberanía” o cosa parecida para amenazar al gobierno de la nación o, también, para que algunos personajes imputados en presuntas cuestiones de corrupción vean en las actitudes de la Justicia un claro y sistemático ataque a la nación canaria y a sus hijos más preclaros. (Hay que tener cara, compadre.) Pero debemos dejar claro que si hubo o hay algo de interés por la independencia de Canarias, hay que otorgarle ese privilegio al viejo partido de Antonio Cubillo Ferreira, Congreso Nacional de Canarias, si bien el “honor” queda bastante difuminado por el poco apoyo de la población a sus tesis. Aunque en el periódico de mayor difusión de Tenerife, El Día, se le está dando a esta organización bastante cancha mediática con la publicación de un proyecto de “Constitución Canaria” para el futuro, publicación que... ni nos parece bien ni mal. Faltaría más.

Respecto a Coalición Canaria, que se autotitula a sí misma como nacionalista, ésta parece también bastante proclive, según declaraciones de algunos de sus dirigentes más significativos, a apoyar la novísima idea de la “soberanía”. ¡Qué cosas! (Cuando hasta hace poco, mutatis mutandis, a la mayoría de sus miembros los veíamos militando en UCD, PP y hasta en organismos de la dictadura). Esta actitud supuestamente soberanista nosotros no la vamos a condenar, allá cada uno con su conciencia, pero parece a primera vista que la nueva postura defendida por CC está bastante lejos de eso que quieren llamar ahora por estos lares como algo parecido a independentismo, estado asociado y otras hierbas secesionistas, aunque se emplee esa terminología. También puede ser, colegimos, que esa actitud “guanchinesca”, tan racial, sea la aportación de CC a la crispación nacional propiciada por su socio de gobierno, el Partido Popular, y la natural calentura nacionalera por la pérdida de muchos votos en las anteriores elecciones autonómicas y municipales, donde desapareció para siempre del mapa político, por ejemplo, en una isla tan importante como Gran Canaria.

Por eso, después de la autoproclamada independencia de Kosovo, por cierto, censurada con acritud por los dos principales partidos políticos españoles, esperamos muchos canarios con cierto morbo la natural proclama emancipadora de los miembros de Coalición Canaria por boca, si puede ser repleta de verbo florido, de su flamante presidente, el inefable e ilustre personaje del nacionalismo canario don José Torres Stinga, que... Dios libre y guarde. Hasta Pronto.

Culo veo, culo quiero
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