Por Andrés Chaves
1.- El pronóstico de los expertos para enero en España es el de un país inmerso en la depresión. El ministro del ramo, o sea, Solbes , se duerme en los plenos del Senado, señal inequívoca de su cansancio más brutal, sobre todo a la hora de disimular una crisis que supera al propio Gobierno de Zapatero. La más lista del clan, María Teresa, se ha apresurado a pronosticar que tampoco habrá crisis de Gobierno tras la Navidad, o sea que la palabreja ha sido proscrita del diccionario por el Partido Socialista. No hay crisis, dicen ellos, sino situación desfavorable, y el PSOE nos sacará del entuerto porque ahora somos amigos de Obama , que ellos creen que es de izquierdas. Como si en los Estados Unidos hubiera algún partido de izquierdas. No sabe ZP que la ideología de los republicanos equivale a Fuerza Nueva en España y la de los demócratas al ala derecha del PP. O sea, que compartir ideología con Obama por parte de los socialistas no sólo parece imposible sino que es un auténtico disparate.
2.- Muchos lectores me suplican que no hable de política, sino, por ejemplo, del mago. O de lo que me pasa a mí. Si yo hablara de lo que me ocurre a mí sería aburrido, al menos para todos los días; y al mago le he dado un tiempito de descanso, aunque agradezco la cantidad y calidad de lectores que han devorado mis libros sobre el tema, como lo demuestran los 50.000 ejemplares de las "Aventuras del mago y su cuñado" que se han vendido hasta la fecha. Sin embargo, no desfallezco, porque he conseguido algunas fotos realmente geniales para un próximo libro.
3.- Pero yo quería hablarles de enero, ese mes que siempre es malo para los bolsillos y que este año traerá un desastre económico nacional. La economía es una ciencia tan inexacta como el periodismo; la economía no es propia de científicos, sino de agoreros y de prestidigitadores. Lo peor de la economía son los bancos avariciosos y lo mejor entidades como las cajas, que tienen un gran componente social a través de su organización sin ánimo de lucro. Los accionistas de las cajas son los más pobres; los de la banca, los más ricos. He ahí la diferencia. Por eso debemos bendecir la obra social de las entidades de ahorro, cuyos esfuerzos no acaban en los bolsillos de Botín y compañía, sino de los más desfavorecidos. Enero será la próxima etapa de un periodo desastroso de regresión económica y, muy posiblemente, de crecimiento negativo, que ya se anuncia a bombo y platillo. ¿Resistiremos?
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