sábado. 20.04.2024

A ver quién se atreve ahora a hacer pronósticos para las municipales, insulares y autonómicas, que son muy suyas y que siempre resultan distintas a las legislativas. No seré yo el que haga pronósticos, pero me da que aquí son las personas las que obtienen los resultados, no los partidos. Las siglas se aparcan para votar a los que tienen la confianza de la gente. Por ejemplo, no creo que a nadie se le ocurra votar al vicepresidente del Gobierno de Canarias, que nadie sabe ni siquiera cómo se llama. Y el día que se conozca que fue el quiquereo quien traicionó a miembros destacados de su propio partido que están en la cárcel –y sé por qué lo digo- a la quícara se le va a caer la melenita y a borrar la sonrisa cínica del careto. Coalición Canaria es un inmenso Saturno, un sálvese quien pueda, una escuela de traidores, un patio de Monipodio, por resumirlo de alguna forma. Es lo que me queda por resolver: si en las municipales la gente le va a seguir dando el voto que le otorgó en las generales, tras su mal gobierno, sus colas, su ausencia de obras en Tenerife, su entreguismo al poder madrileño, etcétera. No sé, tengo que comprobar si los chicharreros somos idiotas o no, eso se verá después del día electoral que me parece que es el 26 de mayo o así. No sé si mandarme a mudar para no caer en la tentación de votar a gente en la que no creo en absoluto. En fin, da igual. Nada va a cambiar como nada ha cambiado tras las elecciones generales del otro día. Gobernarán los mismos y mucho tendrán que espabilarse si quieren sacar el país adelante. En realidad, yo soy de los que creen que este país no tiene remedio.

Publicado en Diario de Avisos

¿Y ahora?
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