1.- Creo que les conté que hace dos años doné una parte de mi biblioteca a la ciudad del Puerto de la Cruz. El martes a mediodía visité, en compañía de Verónica Rodríguez , concejala de Cultura de la ciudad, y de un técnico de su área, el nuevo edificio de la biblioteca pública municipal que lleva el nombre de uno de los más preclaros hijos portuenses, Tomás Iriarte . Yo siento especial cariño por las obras de uno de nuestros mejores arquitectos, Carlos Schwartz . Carlos no sólo es un gran técnico, sino un artista. Es decir, que antepone su sensibilidad a la crítica e incluso a la envidia. Transformó el horrible edificio de los juzgados portuenses en otro singular, diáfano, con 1.000 metros cuadrados, en cuatro plantas, dedicados al libro y a su promoción; con una sencillez y con un sentido de la estética impresionantes. Y aún fue capaz de aprovechar, para salida de incendios, la horripilante escalera de los viejos juzgados, que ahora, ya limpia, luce hasta bien. A Verónica, una inteligente abogada que ha asumido la cultura portuense, le faltan unos 120.000 euros para dotar de mobiliario el edificio. ¿Y no conseguiremos entre todos diez o doce empresas que cubran esta cantidad, a cambio de figurar como patronos de la biblioteca? Sus nombres, por tan leve aportación, quedarían grabados en el hall del edificio. Para la posteridad.
2.- Verónica Rodríguez tiene ese encanto personal que cautiva enseguida. ¿Lo llaman glamour? Ha demostrado su valía en los foros y, sin abandonar las leyes, ha entrado en un Ayuntamiento que no tiene un euro para nada. Porque le duele el Puerto. Merece ayuda, porque está trabajando a cambio de nada. Ni siquiera le pagan el teléfono móvil. Sabe que tiene la responsabilidad de levantar a un muerto. Ya está organizando -y resucitando- "Muecas", un festival en la calle, tan recordado; y quiere poner en marcha la biblioteca, que será un feudo de cultura. En el mismo centro de la ciudad. Ha sacado las bandas de música a la calle; quiere voltear culturalmente la ciudad. Sin un euro.
3.- La visita fue de lo más gratificante. Una sala de conferencias, espléndida; una planta especial para biblioteca infantil y juvenil. Y, además, me ha entregado Verónica un CD en el que figura, relacionada perfectamente, mi donación. Nunca he tomado una decisión mejor. En cuanto esté en marcha la biblioteca voy a cederle la colección completa de Canarias Confidencial, el boletín de circulación reservada que lleva 27 años en el mercado. Creo que vale la pena que se conserve aquí. Será en el único lugar en donde podrá ser consultada esta publicación.
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