martes. 23.04.2024

Sostiene Ana Oramas que la Delcy Rodríguez se traía a Madrid desde Caracas un avión lleno de oro venezolano, para fundir en Turquía. Pero, ¿si cambió de avión en Barajas también cambió el oro de aeronave? Muy engorroso, Anita. La Quícara, en su condición de diputada, podría haber recabado el auxilio de la Guardia Civil para detener el presunto desmán y no denunciarlo a posteriori, cuando ya el invisible oro tiene que estar en las calderas de Pedro Botero, convertido en lingotes sin numerar y sin marcas, o en lo que sea. O en chupa-chups. Cuando era chica, bueno, cuando era más chica, Oramas tenía fama entre sus amigos de metepatas. Pero, ya de mayor, sigue metiendo la gamba a porrillo. No porque yo no me crea capaces a los secuaces de Maduro de desvalijar el Tesoro venezolano impunemente, que seguramente sí lo son, sino porque cuando uno acusa hay que hacerlo con pruebas y nuestra amada Quícara no aportó ni una sola. Sostiene Ana Oramas que este viaje (el viaje de Delcy) fue altamente sospechoso y en eso le doy la razón, porque no venía a cuento, ni el recibimiento tampoco. Pero de ahí a convertir a la chica en traficante de oro va un abismo. En fin, que aquí cada cual se monta la novela que le sale de los adentros y a lo mejor haría bien Oramas en presentar su teoría al Planeta, que argumentos peores ha premiado esta editorial. Ahora se nos ha ido a Venezuela Zapatero, ese gran prohombre, dotado de una inteligencia natural que asombra al mundo entero. Zapatero, conocido madurista, se ha entrevistado con Maburro y con Delcy en Miraflores y de esa reunión tuvo que haber salido petróleo. Porque España ha aumentado considerablemente las importaciones de crudo venezolano. Dios los cría y ellos se juntan. ¿No, Anita?

Publicado en Diario de Avisos

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