miércoles. 07.05.2025

1.- He contado las veces que me he trasladado de casa en los últimos años: siete. Siete veces he tenido que trasladar mi biblioteca, que es una consecuencia de la biblioteca de mi padre y de la de mi abuelo, los dos devoradores de libros. Por el camino se quedaron los miles de volúmenes que doné al Puerto de la Cruz, cuya biblioteca pública municipal nueva no se ha abierto todavía, a pesar de las promesas tanto del alcalde, Marcos Brito , como de la concejal de Cultura, Verónica Rodríguez . Deben ser muy fuertes las razones para que ellos no hayan podido cumplir el compromiso con su pueblo. Cuando uno monta y desmonta bibliotecas, como he hecho yo siete veces, la última hace unos días, empiezan a aparecer libros, que son recuerdos, con dedicatorias, que son vivencias, con contenidos que te transportan al tiempo en que los has leído. Y también, con esos libros, recorres el mundo. Porque cuando viajo siempre compro libros. Y cuando viajaba a países interesantes, como Argentina, compraba primeras ediciones de mis autores favoritos. Por ejemplo, de Azorín . Y ya les he hablado de las obras completas de Emilio Zola , en una edición especialísima, que me traje de Buenos Aires en un enorme baúl. Una edición única, que regalé hace años a mis hijas.

2.- Los libros son como máquinas del tiempo. Fui un andante contumaz por ferias del libro viejo y antiguo. Y algunas cosas interesantes he logrado en las librerías de viejo de Madrid y de Sudamérica. Pero en los traslados siempre pierdes algo y siete son muchos. Ya no me traslado más; en el próximo no tendré ocasión de llevarme los libros. No sé por qué me gusta tanto -aunque acabe agotado- colocar libros en las estanterías, por temas y por tamaños. En esta tarea ímproba siempre tengo gente que me ayuda, pero que al poco tiempo se marcha, agotada. No hay nada más fatigado que este cometido.

3.- Claro que ya los libros no sirven para nada, porque los tienes en la Internet y, además, en el caso de las enciclopedias, con los datos actualizados. Supongo que ya no sale en papel "el" Espasa, ni la Enciclopedia Británica. Una vez aparecí en el anuncio de la Enciclopedia Británica; no sé por qué su editorial tuvo la amabilidad de colocar una frase mía junto a otras de genios de la literatura. En fin, un atrevimiento. Me da pena lo de la biblioteca portuense, a la que doné miles de libros, no sé cuántos, aunque tengo la relación que me facilitó Verónica. A ver si se animan y la abren, que tengo ganas de verme allí.

achaves@radioranilla.com

Siete traslados
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