miércoles. 14.05.2025

1.- Que este país se ha vuelto loco y que, además, no tiene medida lo da la noticia de que la Seguridad Social española, voraz hasta límites siderales, invadió un colegio de Madrid, el Santa Illa, con los niños dentro, y que a la vista de los alumnos se llevó los pupitres, las pizarras, el potro de gimnasia y hasta una batería del grupo musical juvenil. Esto se hizo con la anuencia de un juzgado de Madrid. Luego hubo toque desde arriba, todos recularon y los muebles y lo demás han vuelto al colegio. La Seguridad Social justifica sus actos diciendo que el colegio le adeuda 992.000 euros y que ya había avisado varias veces para que procediera a su pago. Pero el centro no puede hacer efectiva esta cantidad, a pesar de que es privado y de que en él estudian 160 alumnos de entre 3 y 17 años. El susto de los más pequeñitos fue de órdago; algo que se les quedará grabado toda su vida. Las clases fueron suspendidas y, ya con el mobiliario en su sitio, se reanudarán hoy. El juzgado dice que no le echen la culpa, pues "sólo" se limitó a autorizar la entrada de los operarios. Ahora se pasan la pelota unos a otros; para mí, igual de culpables.

2.- Vamos a ver. Está muy mal que un centro deba a la Seguridad Social tanto dinero, a pesar de que, hoy en día, en España millones de empresarios desgraciadamente afrontan el mismo problema. Porque con la que está cayendo no hay dios que pueda pagar tan cara la Seguridad Social -más o menos la mitad de lo que gana un empleado y, además, por cuenta de las empresas-. Pero las cosas son así. Ahora bien, que la S.S. entre en un colegio a llevarse las pizarras y los pupitres, en horas lectivas y a la vista de los chicos me parece repelente y digno de que se exijan responsabilidades al juzgado y a la propia Seguridad Social. No hay derecho. Los jueces y los funcionarios de este organismo tienen hijos pequeños y seguro que no les gustaría que se vieran involucrados en un lance similar. Parece que desde las altas instancias se asustaron del desmán y recularon; vaya que si recularon, hasta el punto de enviar al mismo camión y a los mismos currelas a que devolvieran los enseres arrebatados.

3.- Y, finalmente, me pregunto algo elemental. ¿Qué va a hacer la Seguridad Social con tanto pupitre y tanta pizarra y con una batería de música? ¿Venderlos para reducir las listas de espera de los hospitales o sólo joder? Porque aquí el fin no justifica los medios, dada la pobreza del propio fin. ¿Un escarmiento, acaso? Venga, hombre, hay otros métodos para cobrar -si es que se puede cobrar- que quitarle a los niños sus muebles y dejarlos en la puta calle. Alguien debería pagar por esto.

achaves@radioranilla.com

Qué barbaridad
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