sábado. 07.06.2025

Por Andrés Chaves

1.- Pues no soy poeta porque los poetas no podrían contar lo que yo cuento. Porque ellos ven las cosas bellas de la vida y van y las subliman. Y yo no veo sino jubiletas y tipos que hacen gimnasia por la calle, tipos gordos que quieren ser flacos y tipos flacos que pretenden ser más flacos. Un horror. Además, cruzan dando saltitos ridículos, impropios de su condición física, por los pasos de peatones, hacen dudar a los conductores y provocan atascos y pequeños accidentes. Debería estar prohibido correr por la ciudad a determinadas horas, que no sea en los circuitos para bicicletas. Es gente con el colesterol alto, que se ha acojonado, y que ahora corre despacito, con más ropa de la necesaria para sudar más y con pinta de jediondos porque no se secan el sudor, adrede, como para decir que están haciendo su maratón y que se han puesto cachas. Ya digo, un horror.

2.- Porque, además, el gordo, en edad provecta, ya no será nunca flaco, porque todo tiene su tiempo, incluso la gimnasia. Yo bajo kilos y me enfofo, y no quiero enfofarme porque entonces mis enemigos, que como ustedes no ignoran son muchos, en vez de gordo me llaman gordito y eso sí que no lo aguanta este servidor de ustedes. Por eso no puedo ser poeta, porque yo a los que me llaman gordito -o goldito, si son del Toscal- les recuerdo con poco cariño a sus señoras madres y eso tampoco lo hacen los poetas, tan correctos todos ellos por mor de la rima y de la música. Quienes trotan levemente por la vía pública e interrumpen el tráfago y el tráfico deberían verse en un vídeo para que dejaran de salir a la calle a dar saltitos ridículos creyéndose Nadia Comaneci . Que hagan sus estiramientos en el cuarto de baño y que respeten la estética ciudadana. El bueno de Juan Alberto Martín (hoy en la ZEC, o sea, en la nada) se puso una vez a hacer bicicleta con un plástico metido dentro de la camisa y casi se muere. Pues no tienten a la suerte.

3.- No soy poeta porque un cronista de ciudad tiene que lidiar con la anti-poesía, es decir, con los tipos haciendo gimnasia y con los jubiletas mirando por los agujeros de las obras y alongados a ver si ven el fondo del hoyo del desmonte. A Julio Luis Pérez Alonso , a quien jubiló Telefónica antes de cumplir los 50, o recién, me pareció verlo el otro día alongado en una obra o a lo mejor fue en un cajero de Cajasiete, que no pude precisar. Te entregan la papela de jubileta y el cuerpo te pide alongamiento. No puedo ser poeta, sino un tipo gordo y ácido que escribe en prosa. Y tampoco quiero adelgazar para que mi estimado Monchi no me llame goldito, sino gordo rotundo. Gordo, pero con mucha suerte.

achaves@radioranilla.com

¿Por qué no soy yo el poeta?
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