jueves. 08.05.2025

1.- Escuchando a Rajoy y a Rubalcaba en el Congreso, lo que se preguntan los ciudadanos -que no entienden casi nada de lo que ellos dicen, ni yo tampoco- es cómo van a llegar a final de mes y si van a poder pagar su hipoteca antes de que los bancos los echen a la calle. Y los ciudadanos opinan también que menos Europa y más España. Quiero decir, que no se va a detener el derrumbamiento del empleo si no se ayuda a las pymes que tradicionalmente lo crean. Porque son las pequeñas y medianas empresas las que habilitan puestos de trabajo. Yo estoy harto de decirlo. Rubalcaba, que está en la oposición y muy cuestionado por el PSOE, su partido, se encuentra más cerca de la gente que Rajoy, pero cuando ejercía el poder parecía más lejano. La cosa es que se piensa distinto cuando uno manda y cuando uno obedece. Mucha palabrería, mucha, y poca solución a los problemas cotidianos. Los españoles, y naturalmente los canarios, sólo sufrimos los embates de la administración y ninguna alegría. Ni una sola de las medidas contenidas en el programa electoral del PP se ha cumplido; ni una sola. En esto sí que van a batir un récord histórico. Son tan mentirosos como lo fue Zapatero , aquella desgracia nacional.

2.- Y es la mentira la que nos pierde. En los Estados Unidos la mentira se castiga con la más absoluta reprobación social y con la pérdida de la condición de político. Hay cosas que no se perdonan, pero en España se perdona todo porque la gente no tiene memoria. Nunca la ha tenido, pero ahora menos porque el común de los españoles, y de los canarios, lleva el estómago vacío. Y con el estómago vacío se pierde la memoria y se encoge el corazón. Al mismo tiempo que el país se muere de hambre, Rajoy hablaba de Mali y de Europa. Vaya cosa. Qué coño nos importará a nosotros Mali, sobre todo mientras los niños canarios se desmayan en los colegios porque no han comido en casa.

3.- Al mismo tiempo que la crisis se ceba con la población (y no con los políticos) escuchamos las mentiras y las obviedades de los personajes públicos, como si los demás fuéramos idiotas. La clase política está tan desprestigiada que los que parecían más serios son incapaces de cumplir su programa. Le echan la culpa al de atrás, que la tiene porque el pobre Zapatero se pasó siete años y pico en la higuera. Y lo peor es que yo lo voté la primera vez, harto de la guerra de Irak y de la foto de las Azores. Coño, no doy una. Lo que voy a hacer la próxima, si llego, es no votar porque no quiero que me engañen; y me siento engañado. Por el señor Zapatero, por el señor Rajoy, por el señor Rubalcaba y por las señoras madres que los parieron.

achaves@radioranilla.com

Ni uno ni otro
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