1.- Estoy profundamente aburrido. Incluso me aburre lo que dicen de mí, otra vez. Yo creí que cuando uno llegara a viejo lo dejarían en paz, pero los enemigos -la mayoría de los cuales no conozco personalmente- me hacen la merced de contar cosas de mí, generalmente falsas; y esto me aburre. Porque, además, yo no las leo, pero me vienen con el cuento. Les animo a que sigan y a que aumenten mi tedio, que es también mi sino. Y mi fama. Estoy leyendo dos novelas a la vez, la de los grafiteros de Pérez-Reverte, que no he terminado, y "Casablanca la bella", de Fernando Vallejo, que me está gustando mucho. He ido al cine, a ver "La gran estafa americana", basada en un hecho real, con diez nominaciones a los Oscar. Por favor, no suban tanto la temperatura en los "Yelmo" de La Orotava. Había mucha gente en la sala y me asé de calor. La película me gustó; un poco lenta y en ocasiones enrevesada de contenido, pero real como el hecho de corrupción que relata. Creo que tendrá éxito en la ceremonia americana.
2.- Es curioso este país. Ayer les decía en "El mago" (mi sección dominical) de que no se habla sino del paseíllo de la infanta. Es decir, de una estupidez. Ahora han empezado a largar del traje de gasa blanco y negro, semi trasparente, de una de las inspectoras de Hacienda que bajó aquella rampa llamada por el juez Castro. Una mujer hermosísima, que llamó la atención por su belleza, por su altura y por su elegancia. Pues bueno, ayer leí en un diario de Madrid que llevaba un vestido impropio porque no se puede ir con esas gasas tan temprano. Como si cualquiera no pudiera vestir como le diera la gana, a cualquier hora. Yo creo que todo el país se está volviendo maricón y a mí eso me aterra porque yo pierdo el culo, pero por las señoras. Por las tías buenas, coño.
3.-Llevo un mes esperando que Vodafone me mande un teléfono, por Seur. No sé si Seur tiene ahora gallinas mensajeras que vuelan lento. Me dan un número de identificación para que siga el paquete, pero nada. No hay forma. Mañana me sentaré en la puerta de mi casa a esperar al repartidor. Para colmo me dan un número de Las Palmas para que llame. No me da la gana. ¿Es que esta otra isla no existe para Seur? Cada vez que Vodafone me manda un teléfono se produce algo así como una odisea en el espacio. Qué barbaridad. Me pone de los nervios la espera. Cosas de jubileta.
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