jueves. 08.05.2025

1.- Dijo César González-Ruano , uno de los grandes entre los articulistas españoles de todos los tiempos, que "mi experiencia personal, continuamente contrastada en diversos diarios y revistas, me ha enseñado que es precisamente la intimidad, la confidencia, la confesión de lo que individualmente me ocurre, aquello que resulta más atrayente para los demás, más popular y de éxito más seguro". Lo dice en un libro muy interesante que me trae mi sobrino Sergio Chaves , escrito nada más y nada menos que por Nicolás González Ruiz , José Altabella , Manuel del Arco , Augusto Assía , Tomás Cerro Corrochano , Wenceslao Fernández Flórez , César González-Ruano , Ismael Herráiz , Ángel Herrera Oria , Francisco de Luis , Luis Marsillach , Miguel Mihura , Aquilino Morcillo , Bartolomé Mostaza , Santiago Nadal y Manuel Vigil . Grandes periodistas de ideologías diversas que tuvieron que contemporizar con el régimen que les tocó vivir, pero de plumas brillantes. El libro contiene un curso de periodismo y está editado por Noguer. Su título, por si lo encuentran: "El periodismo. Teoría y práctica". Muy interesante. Reproduzco lo de César porque yo pienso igual y de ahí el indudable éxito (lo reflejan las estadísticas de lectura y yo estoy encantado) de lo que escribo. Sencillamente, cuento lo que me pasa. Y lo que me pasa, que generalmente es lo que le ocurre a todo el mundo, tiene su morbo y su interés para los demás. Y más si lo cuentas con audacia y con gracia. En Venezuela se leía mucho a dos cronistas sociales que escribían huevonadas de lo que pasaba en aquella sociedad: Omar Lares (El Universal) y Abelardo Raidi (El Nacional). Yo tenía una novia venezolana, Raquel Ortega , que devoraba sus crónicas. Los dos murieron, muy mayores. Ya digo que no decían sino huevonadas pero sus crónicas eran muy leídas por todo el mundo. Tiene razón César González-Ruano cuando dice que lo que le pasa a uno, aunque sean cosas sin importancia aparente, interesa. ¿Y saben por qué? Porque a todo bicho viviente le ocurre lo mismo, pero no tiene la oportunidad, ni los medios, para darlo a conocer. En el fondo, todos somos unos cotillas. Y esta glosa local y provinciana tiene su encanto, aunque también sus detractores muy arrechos, que la odian y la critican mucho. Yo no soy partidario de que, encima que me desnudo ante el lector cada día, cuatro machangos me puedan poner a parir debajo de lo que yo escribo, en la Red. A estos babiecas no los dejaba yo insertar una línea porque lo suyo no es un ejercicio de libertad de expresión, sino una auténtica, total y absoluta pollabobada. Porque, por regla general -hago excepciones-, no escriben sino banalidades; e insultan en ocasiones, aunque los insultos parece que los hemos borrado del mapa.

2.- Así que por el libro me entero también de que la crónica parlamentaria -para mí el mejor cronista parlamentario del siglo XX fue Joaquín Aguirre Bellver en "Pueblo", periódico en el que yo hice mis prácticas- la inventó Azorín . Lo cuenta Wenceslao Fernández Flórez. De Joaquín Aguirre Bellver he hablado alguna vez con un gran escritor y amigo, Julio Fajardo , ganador de un premio Pérez Armas de novela, y muy conocido (lo digo para no repetir lo de amigo) del periodista citado, cuya pista he perdido y no sé si Julio también. De aquellos tiempos de "Pueblo" recuerdo a Asensi , un innovador del diseño; a Raúl del Pozo , hoy columnista de "El Mundo", con el que hice un viaje, con la SEAT, por el Camino de Santiago y luego atendí aquí cuando cubrió la noticia del famoso crimen de los alemanes (unos se comieron las vísceras de otros, todos de una misma familia); Chema Sanmillán , fallecido, con el que realicé un viaje precioso a Indonesia, en compañía de otros periodistas canarios; y, naturalmente, el boss, Emilio Romero , con el que jamás hablé. Ah, y un señor llamado Florentino Negrín , canarión, que era subdirector, si no me equivoco, y un gran crítico de teatro. Este hombre, por recomendación de alguien, quizá de don Mariano Daranas , gran amigo de mi padre, corresponsal que fue de ABC en París durante la guerra europea y gran periodista, fue quien me facilitó poder hacer las prácticas -de diseño- en aquel periódico.

3.- Mi pasión por el diseño periodístico (cuando un periódico no se vende o se estanca en su tirada hay que rediseñarlo) continuó y se hizo más grande en la Universidad de Navarra, en los cursos que impartía el norteamericano Mario García , que confeccionó los más prestigiosos periódicos americanos y que escribió varios libros de obligada consulta para todos los que se dedican a esto. Allí conocí a una gran persona, a la sazón rector, Alfonso Nieto , con el que coincidí más tarde en una asamblea de la FAPE, en la que, por enfermedad de Luis Apostua , tuve que pronunciar el discurso de clausura (yo era vicepresidente de los periodistas españoles entonces). Fue cuando dije que el periodismo era la ciencia más inexacta que conocía, frase que fue recogida al día siguiente por la prensa local, entre otras referidas a la búsqueda de la objetividad imposible. Me pasan cosas muy curiosas. Ciertos miembros de aquella directiva de la FAPE veían que yo vivía muy bien, que disfrutaba de holgura económica -Dios, qué tiempos- y que viajaba por todo el mundo, casi sin parar. Y comenzaron a cuchichear sobre la procedencia de mis ingresos. A lo mejor me relacionaron con la Mafia, que es una leyenda urbana cojonuda que tengo por ahí, alimentada por cuatro culichichis. Si tuviera amigos en la Mafia iba a estar como estoy; por los cojones. Pero estoy desvariando, así que ante la imposibilidad de seguir con mis batallitas, por razones de espacio, corto el rollo. Es posible que me esté pareciendo, debido a mi edad que empieza a ser provecta, con el abuelo Cebolleta . Espero no haberlos aburrido, aunque ya estarán preparando los cuchillos los que escriben, en la Red, más abajo de esto; a la altura de las bolas. Los prevengo a ustedes para que, si quieren, no los lean. O sí.

achaves@radioranilla.com

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