1.- Este país ha cogido la fea costumbre de la matraquilla. Es decir, un grupo de desalmados que quema contenedores y lanza tornillos contra la policía se pone de moda y los medios de comunicación, como auténticos papanatas, no hacen sino jalearlo. Aparecieron aquellas caretas blancas, horrorosas, de los movimientos anti sistema, que servían para ocultar los rostros y que su violencia quedara impune. Y ya están los medios con ellas. Ahora se inventan lo de un barrio burgalés llamado Gamonal. No querían algunos vecinos que se construyera un bulevar, aparecen cuarenta violentos de fuera de Burgos que recorren España quemando contenedores y armando follón, el alcalde paraliza las obras -un error, a mi entender- y ya está la prensa convirtiéndolos en héroes cuando no son sino bergantes con antecedentes penales, jaleados convenientemente por la izquierda gandula. Es que no tenemos remedio, ni aprendimos nada de la guerra civil.
2.- Este es un país de matraquillas. La han tomado meona con el caso de la infanta y aquí no se habla de otra cosa. El aparato de propaganda de la izquierda -la izquierda, a falta de iniciativas propias, sólo hace propaganda- se pone en marcha justamente cuando el mundo mundial reconoce que España se está recuperando y que puede volver a ser, en unos años, el país puntero que fue. Parece como si les doliera que la derecha fuera capaz de enderezar lo que ellos torcieron. Ahora toca de nuevo la algarada, el gamonalazo y la estupidez, que los violentos quieren reproducir, sin sentido, en otras ciudades españolas.
3.- España, que tiene muchas virtudes, acumula un sinfín de defectos. Entre ellos está el poco estudio de los temas, el pasar de puntillas por todo y el montar follón. La guerra civil comenzó por un follón y yo no quiero comparar aquel tiempo con éste, pero la izquierda sí es igual de idiota que la de entonces. No ha aportado ni una sola solución a la crisis; se ha dedicado solamente a perturbar a los que intentan arreglar el desaguisado que dejó un analfabeto funcional (en cuanto a conocimientos de política) llamado Zapatero que jamás debió gobernar este país. Yo me estoy hartando de todo y llegará un día en que siga un curso de nada que hacer y me queda en él. Porque las matraquillas me aburren soberanamente. Todas.
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